Actualizado 05/12/2014 20:40

José Sarney: "Pensaba que la política solo tenía una puerta"

José Sarney en Casa de América Madrid
Foto: NOTIMÉRICA

MADRID, 5 Dic. (Notimérica) -

   José Sarney es un hombre al que no le faltan títulos: fue diputado federal, senador, gobernador de Maranhao -su tierra natal-, asumió la presidencia de Brasil en 1985 como el primer presidente de la democracia, después de los militares y hoy, además acumula el título de decano de la Academia Brasileña de Letras.

   Recientemente, a paso por Madrid para el lanzamiento de su libro 'La duquesa bien vale una Misa', en la Casa de América, Sarney ha hablado en exclusiva a Notimérica sobre cultura, educación y política.

   Con más de 60 años de historia política, lo que menos le apetece es hablar sobre lo que hizo parte de casi toda su vida, ya que ahora se dedicará a su gran pasión: la literatura.

   "Ya es hora que dedique mis últimos años a esta amante que no ha pasado tan solo un día en que yo no le propusiera noviazgo, ni siquiera una noche que no fuera de amor", confesó Sarney que se dedicará a sus labores como decano de la Academia Brasileña de las Letras.

   Acogiéndose a una cita de Virgilio Távora, el presidente - como aún le llaman en Brasil - explica que deja la política no porque el vaya a abandonar el pueblo o el pueblo le abandone a él, sino que la edad le hace dejar la política.

   "La edad hace que la gente llegue a un tiempo en el que no se aguantan más las tareas de la política, ni las tensiones que la política en general", explica.

    El hombre que luchó en contra de los problemas de un país recién salido de la dictadura militar, explica que al inicio "creía que la política solo tenía una puerta", haciendo alusión al hecho de que una vez dentro no se podría salir, pero ahora "ve que existe una manera de salir por encima: la edad".

    "El pueblo no me ha dejado. Mi índice de satisfacción era muy bueno, 50,6 por ciento y no tenía competencia, pero decidí que era hora de dejar la política y retirarme", señala Sarney.

   Hablando del pasado, Sarney reflexiona sobre su gestión. El presidente entiende que asumió la presidencia del país en "un momento tan difícil que todas las cosas conspiraban para que él fuese un presidente destinado a ser depuesto".

   "Miro [hacía el pasado] como habiendo vencido una gran y extraordinaria etapa. El resultado es que tuvimos cinco años en los que no hemos tenido una intervención militar. Salimos de la dictadura para la democracia, y el país hoy es una democracia fuerte con una libertad que nunca tuvimos", pondera Sarney.

   Para el decano, todos los brasileños tienen motivos para creer en el futuro de Brasil el cuál vaticina que será "un gran futuro".

   "Hablando con Deng Xioping, cierta vez, le dije que el siglo XXI sería el siglo de China. En la ocasión él me respondió que no. El siglo XXI será de China y Brasil", recuerda Sarney.

   Indagado sobre si los brasileños volverán a oír el apellido Sarney otra vez al frente de Brasil, el presidente dice que no, "que esto no es bueno" y bromea diciendo "yo no tengo futuro, tengo pasado".

CULTURA Y EDUCACIÓN

   El año de 2014 es un año triste para la Academia Brasileña de Letras, tres grandes nombres de la literatura de Brasil han fallecido dejando a sus sillas vacías, entretanto Sarney no se atreve en decir cuales nombres podrían ocuparlas.

   "Soy el decano de la academia. El decano de la academia significa que todos los que votaron en él han muerto, de manera que llega mi vez. Espero que no sea mi vacante [la que se ocupe]. Deseaba mucho ver a Ferreira Goulart en la Academia. Es un gran poeta, mi compañero de la infancia, mi amigo y él ha entrado. Así que no quiero excluir a nadie en ese momento. Esperemos que se presentan para que nosotros podamos elegir", pondera.

    Hablar con Sarney también es hablar sobre cultura y educación. Brasil poco a poco va mejorando en las estadísticas en lo que se refiere a educación y cultura. Para el presidente el problema de Brasil está en la educación que "aún es un problema grave".

   "Estamos logrando los niveles que la UNESCO pide para recursos en educación, que son los 6 o 7 por ciento del PIB del país, ahora hemos  puesto para la educación el 70 por cierto de los recursos de la pre-sal y llegaremos al 10 por ciento del PIB nacional para la educación, una cifra mucho más grande que la de otros países", señala.

   Sobre el hecho de que los brasileños tengan la costumbre de leer poco, Sarney señala que además de la falta de educación se añade la llegada del Internet. "Todos abandonan la lectura para estar en Internet. Cuando se quiere saber algo no se va a la biblioteca, se busca en Google", declara.

    Sin embargo, Sarney apunta que Brasil va en el rumbo correcto porque "se ha establecido una conciencia nacional que de el esfuerzo debe de ser dedicado a la educación, porque sin educación evidentemente no se puede aspirar a ser un buen país. El futuro no será para los países grandes o pequeños, será para los países con acceso a la tecnología, la ciencia y para ello debe ser educado".

    Por otra parte, Sarney apunta que el número de matriculados en el Noroeste de Brasil, así como el aumento del número de universidades que ya se ve reflejado en esta región. Parte gracias a los programas de CEFET y gracias al programa Ciencias Sin Fronteras.

    Este tipo de programas, en su percepción, mejora la calidad de los profesionales brasileños, así como la competitividad del país. Esto recuerda que programas como el Capes proporcionaron más de "96.000 becas en el Capes" durante los cinco años de su gobierno y hoy Sarney "ve con alegría que este programa está siendo ampliado y con resultados".

   "Si hoy tenemos a EMBRAPA que cambió Brasil en la agricultura y transformó Brasil en el primer país del mundo en materia de tecnología agrícola, fue porque Ernesto Geisel mandó 600 agrónomos para estudiar en el exterior en los centros más importantes sobre agricultura en el mundo".

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