Actualizado 09/06/2015 11:37

La justicia, un pilar para el desarrollo en Latinoamérica

JUSTICIA
Foto: PIXABAY

MADRID, 9 Jun. (Notimérica) -

   La justicia en América Latina es un pilar básico sobre el que debe apoyarse el desarrollo. Aunque la percepción social sea de corrupción, la justicia ha de explotarse como la mayor baza para el crecimiento social y económico de una región, por lo que deben desarrollarse reformas que doten a los sistemas judiciales de firmeza.

   Sin embargo, en los últimos tiempos, América Latina ha sufrido un debilitamiento de sus sistemas judiciales. Entre las soluciones, hace falta "una formación de jueces que mantengan sentencias firmes independientemente de a quién estén juzgando", según ha desarrollado el último informe de la consultora Llorente & Cuenca.

   Bajo el título, 'La Justicia en América Latina como factor imprescindible de desarrollo', ha profundizado en la "importancia" que posee la justicia como "herramienta del desarrollo". El buen funcionamiento del sistema de justicia es un pilar imprescindible para cualquier sistema democrático, así como para la economía de dicha democracia.

   "La existencia de un sistema judicial independiente, confiable y eficiente proporciona el mejor entorno posible para la inversión y el crecimiento", ha desarrollado el informe.

   Aunque no es posible hacer una justicia sólo para los negocios, sino para toda la ciudadanía. De hecho no podrá asegurarse dicho crecimiento e inversión si las reglas y el sistema de justicia no garantizan la protección de los derechos fundamentales de todos los ciudadanos.

UNA EVOLUCIÓN HISTÓRICA CAMBIANTE

   El interés adoptado desde los ochenta con respecto a los sistemas de justicia en la región es inédito. Las historias políticas, económicas, sociales y culturales de América Latina han transcurrido, a diferencia de otros países, al margen del funcionamiento de sus poderes judiciales.

   A diferencia de en el pasado, se tiene conciencia de la imposibilidad de seguir ignorando el poder judicial, pues es un actor imprescindible. No se trata de afirmar que el desarrollo y el crecimiento económico dependen del funcionamiento de la justicia, sino que éste es un elemento fundamental que respalda y favorece la cantidad y la claridad del desarrollo.

   El concepto de desarrollo debe interpretarse en relación al bienestar y a la calidad de vida de la ciudadanía en general. De hecho, este bienestar generalizado es el que asegura una proyección económica sólida y sostenible, para la cual la justicia realiza una contribución fundamental.

   El informe ha considerado casos como los de Chile, Costa Rica y Uruguay, que ponen de manifiesto en qué medida es imprescindible contemplar la fortaleza institucional, en general, y la justicia en particular, como un elemento muy importante para garantizar el desarrollo.

   En definitiva, los datos y su relación revelan que estos tres países, en la medida que gozan de mayor coherencia y previsibilidad institucional que el resto de la región, sus posibilidades de bienestar y la generalización de una buena calidad de vida para sus ciudadanos de manera sostenida es mucho mayor, como así evidencia la realidad.

LA PERCEPCIÓN SOCIAL DE LA JUSTICIA

   Aunque no siempre coincide la percepción ciudadana con la realidad institucional, sí se trata de un importante indicador puesto que la visión ciudadana informa sobre el nivel de legitimidad y credibilidad de la justicia. La falta de prestigio y de confianza, por parte de la población, se ha convertido en parte de la definición de la justicia.

   Los intentos de reforma, desde los años noventa, no han sido suficientes para evitar el colapso de un poder que no ha logrado ser independiente, que todavía no ha democratizado su sistema de Gobierno y que no ha sido capaz de controlar los abusos en el ejercicio del poder estatal, ni garantizar el acceso de todas las personas a la justicia, como ha sido el caso de la región andina.

   A estos problemas internos se suma la falta de coordinación con otras instituciones, cuya labor afecta directamente a la investigación y por tanto, al esclarecimiento de los hechos. Así, en muchos casos, las relaciones entre la Fiscalía y las fuerzas de seguridad se basan más en la desconfianza y la obstrucción que en la coordinación y la colaboración.

   Todo indica que el fracaso de las reformas se debe fundamentalmente a "la falta de un buen diagnóstico de los problemas que deben de ser resueltos", a "la correcta elección de soluciones apropiadas", a "la insuficiente aptitud para ponerlas en ejecución" y a "la incapacidad para vencer la oposición al cambio", desarrolla el informe.

   Entre el camino hacia el futuro, es necesario formar profesionales excelentes en el sistema universitario, luchar por un sistema de justicia sin corrupción y tener presente que el funcionamiento de la justicia depende de instituciones que trascienden su competencia y jurisdicción y si éstas no funcionan correctamente, acabará por repercutir necesariamente en la justicia.

   Conviene por tanto tener en cuenta las limitaciones existentes, para limitar también los objetivos de las reformas. Con ello, posiblemente, los logros serán mayores que hasta ahora.