Actualizado 19/07/2015 20:22

Marita Lorenz, una espía enamorada de Fidel Castro que no pudo acabar con su vida

MADRID, 19 Jul. (Notimérica) -

   Marita Ilona Lorenz. Su nombre no es conocido y quizás tampoco su historia. Por esta razón, ella misma ha sido la señalada para contar su pasado junto al líder de la Revolución Cubana Fidel Castro. Una espía norteamericana que no pudo matar al comandante por estar enamorada de él.

   Salió como superviviente del campo de concentración nazi de Bergen-Belsen, el mismo en el que estuvo Ana Frank. Hija de un navegante alemán y una estadounidense, fue rescatada de los barracones el 15 de abril de 1945, después de que los británicos liberasen el campo. A los siete años fue violada por un sargento estadounidense en la Alemania liberada por los aliados.

   Además entabló una relación con el dictador venezolano Marcos Pérez Jimenez y se involucró en la mafia neoyorquina más de lo debido. La vida de Marita es toda una novela. Tras involucrarse dentro de la mafia, conoció a Lee Harve Oswald, acusado de asesinar al presidente de Estados Unidos John F. Kennedy.

   Años después, concretamente en 1959, Marita conoció a Fidel Castro, según recoge el diario 'La Nación'. Ella tenía 19 años y el 33. En este capítulo, que da título al libro escrito por Lorenz, 'Yo fui la espía que amó al comandante', cuenta como Castro y ella cruzaron miradas por primera vez en una embarcación. "Fue amor a primera vista", dice. "Me convertí en su amante y me quedé embarazada. en Cuba fui drogada y forzada a lo que calificaron como un aborto. Décadas más tarde supe que mi hijo había sobrevivido y se llamaba Andrés", explica Marita.

   Fue en ese momento cuando Lorenz vuelve a Estados Unidos, donde la CIA y el FBI eran conscientes de su romance con el líder de la Revolución Cubana. Reclutada por los organismos estadounidenses, Lorenz volvió a La Habana, en esta ocasión con unas píldoras venenosas que estaban destinadas a Castro. Sin embargo, seguía enamorada de este y no pudo asesinarle. Tras llegar a Miami, la mujer escondió las píldoras en un tarro de crema de cara para que no las encontrasen. A su llegada al hotel, tiró las píldoras por el bidé. "entonces me sentí libre".

   Actualmente, Marita Lorenz tiene 75 años y vive en Baltimore, Estados Unidos, en un pequeño piso con ayuda de la asistencia pública del estado.