Actualizado 11/12/2018 12:15

Una menor transgénero de nueve años consigue modificar su célula de identidad en Ecuador

Children from Zumbahua village pose for a picture at their school called Millenn
REUTERS / GUILLERMO GRANJA

   QUITO, 11 Dic. (Notimérica) -

   Una niña de nueve años se ha convertido en todo un símbolo de progreso en Ecuador al conseguir que su célula de identidad sea modificada y en ella aparezca registrada con su actual identidad de género.

   Amanda, que nació siendo niño y ha sido criada en Quito, acudió junto a su madre en el mes de enero de 2018 al Registro Civil con la intención de que la institución la reconociera tal y como ella se siente. Sin embargo, el organismo se negó, a pesar de que la ley ecuatoriana sí valida este hecho para los adultos, cuenta 'El País'.

   Por ello, fue solicitada a un juez una acción de protección, que finalmente ha fallado en favor de la menor. Así, Amanda fue recibida en el mes de octubre por segunda vez junto a su progenitora en el Registro Civil, esta vez saliendo de él con un célula de identidad nueva. De esta forma, su familia espera que el camino se allane para ella y sus derechos.

   Como relata el citado medio, cuando Amanda contaba con seis años sus padres aceptaron su situación y decidieron cambiar de colegio a la menor para que esta pudiera llevar a cabo su transición sin problemas. Sin embargo, hasta 14 centros educativos --públicos y privados-- rechazaron la solicitud, consiguiendo a tan solo 10 días de empezar las clases que uno aceptara a Amanda como alumna.

   "Solo uno, muy modesto, decidió que quería dejar una huella de cambio en el mundo y ser el primero en recibir a una niña transgénero", relata a 'El País' la madre de Amanda, Lorena. Además, cuenta el centro les pidió que antes de empezar el curso impartieran un taller al personal administrativo y docente sobré qué es y cómo debe tratarse a un niño transgénero.

   Actualmente, los padres de Amanda ayudan a otras familias a entender a sus hijos desde la Fundación Amor y Fortaleza. "Lo que nos pasó con el sistema educativo es un reflejo de lo que ocurre en la sociedad. Nos excluyen porque no tenemos una cédula. Pero somos padres como los demás, tenemos hijos, queremos que sean felices, que tengan acceso a la salud, a la educación, que cuando tengan 15 años puedan tomar un bus sin miedo a que tal vez no regresen a casa. Somos padres, no abogados, no activistas. Solo 'papis", cuentan.