Actualizado 15/04/2014 09:50

A menos glucosa, más peleas en las parejas

Pareja, amor
Foto: IBRAKOVIC/GETTY

WASHINGTON, 15 Abr. (Notimérica/EP) -

   Un equipo de investigadores de Estados Unidos y Holanda ha llevado a cabo un estudio con 107 parejas casadas que revela que tener bajos niveles de azúcar en sangre puede hacer que las parejas se enfaden más y que aumente la agresividad.

   Y es que la glucosa es el combustible del cerebro, y el autocontrol requerido para lidiar contra los impulsos de agresividad y de ira precisa mucha energía y esa energía procede en parte de la glucosa.

   Según el trabajo, que se publica esta semana en la revista PNAS, "el autocontrol requiere de energía en forma de glucosa en sangre y cuando esta energía se agota puede ocasionar una erosión de esta capacidad", señala Brad Bushman, autor principal del estudio y profesor de Comunicación y Psicología de la Universidad de Ohio (EEUU).

   El estudio, que ha tardado tres años en completarse, comenzó con una petición a las parejas participantes para que valoraran frases como "me siento satisfecho con nuestra relación", informa SINC.

   Los investigadores realizaron un experimento con 107 parejas casadas durante 21 días en el que midieron la cantidad de glucosa en la sangre dos veces al día. Al final, las personas con menores niveles de glucosa tenían más estallidos de ira hacía su pareja.

   Luego, a todos los voluntarios se les dio un muñeco de vudú que representaba a su pareja y 51 alfileres. Al final del día, durante 21 días consecutivos, los voluntarios debían insertar entre cero y 51 alfileres, dependiendo de lo enfadados que estuvieran con su cónyuge. Esto lo hacían solos sin la presencia de la pareja.

   Los resultados revelaron que cuanto más bajo era el índice de glucosa, más alfileres clavaban en el muñeco que representaba a su pareja. "Esta asociación se manifestó incluso cuando previamente habían afirmado mantener una buena relación", explica Bushman.

SEGUNDA FASE DEL EXPERIMENTO

   En la segunda fase del experimento, los voluntarios participaron en un juego en el que se les dijo que iban a competir contra su cónyuge -aunque el oponente era en realidad un ordenador-.

   "Dentro de los límites éticos del laboratorio, les dimos a los voluntarios un arma que podían usar para molestar a sus parejas con ruidos desagradables", añade Bushman.

   La tarea consistió en ver quién era capaz de pulsar más rápido un botón cuando un objetivo de forma cuadrada se ponía rojo en la pantalla. El ganador de cada una de las 25 partidas podía controlar el volumen y la duración de un sonido estridente que su pareja escucharía a través de auriculares.

   Las conclusiones apuntan a que las personas con menores índices medios de glucosa en las noches enviaban sonidos más altos y durante mayor tiempo a sus cónyuges. Todo ello, con independencia de la satisfacción en sus relaciones y de si eran hombres o mujeres.

   "A pesar de que el cerebro representa solo el 2% de nuestro peso corporal, consume un 20% de nuestras calorías", señala Brad Bushman, quien ofrece el siguiente consejo "simple pero efectivo": "Antes de tener una conversación difícil con su pareja, asegúrese de que no tiene hambre".