Actualizado 23/08/2006 15:46

México.- El concepto de RSC, "aún en construcción", según expertos del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac

Significa "poner en marcha procedimientos y controles que permitan a la empresa operar en esta materia de una manera más planificada"


MEXICO DF, 23 Ago. (EUROPA PRESS) -

Actualmente "no existe una definición única de responsabilidad social empresarial y el concepto es usualmente confundido con paternalismo, que suele aniquilar la voluntad y la superación personal, o con filantropía, actitud generosa y dadivosa de las empresas, pero que no constituye una obligación moral de las mismas".

Según los expertos Laura Iturbide y Jorge Reyes, del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac (IDEA) con sede en México, el concepto de RSE "está aún en construcción" y "no es algo que pueda ser improvisado o añadido de manera opcional a la empresa", sino que "se debe integrar plenamente en su estrategia".

De esta manera, --consideran ambos expertos en un artículo como 'Comunistas Invitados' en el Boletín del Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresarial (IARSE)-- la RSE "es un conjunto integral de políticas, prácticas y programas que se instrumentan en toda la gama de operaciones corporativas y en el proceso de toma de decisiones de la empresa".

La adopción de la RSE significa entonces, "poner en marcha un sistema de administración con procedimientos, controles, métricas y documentación que le permitan a la empresa operar mediante principios de responsabilidad social, de una manera más planificada".

CONCLUSIONES OBTENIDAS

A juicio de ambos, las compañías a nivel mundial "han reconocido ya los beneficios que le genera ser una empresa socialmente responsable", y por ello, la RSE "es actualmente uno de los temas de mayor interés entre la comunidad empresarial, y cada vez se le da mayor relevancia".

Pese a ello, dicen, "aún no existe un entendimiento generalizado de lo que significa y del compromiso que esto involucra". "Se concibe perfectamente que se espera una mayor responsabilidad de las empresas y una mejor gestión de sus impactos en la sociedad, pero no se sabe con exactitud hasta dónde llega la RSE y, por lo tanto, cómo evaluarla", explican ambos en el artículo.

Más aún, señalan, "hay una carencia o desconocimiento de herramientas prácticas que ayuden a las empresas a medirla y a mejorar continuamente en el desempeño y progreso en este área". Como ejemplo, señalan que muy pocas empresas en México conocen y aplican la metodología del Global Reporting Initiative (GRI) para la elaboración de Memorias de RSC.

Otro de los problemas que apuntan los expertos es que la administración de la RSE se asigna a diferentes departamentos en las empresas como Recursos Humanos, Relaciones Públicas, Comunicación Institucional, etc, "y sólo en algunos casos es parte de los planteamientos estratégicos, cruzando todas las áreas y todos los niveles jerárquicos". Es evidente, que la RSE "sólo puede ser implantada de forma efectiva cuando ésta es coordinada y goza del compromiso de la alta dirección de la empresa", agregan.

Asimismo, consideran que las grandes compañías pueden ser importantes propulsoras de la RSE en las pequeñas y medianas empresas, proveedores distribuidores o clientes en su cadena de valor. Esto a su vez, "actúa como un efecto multiplicador para involucrar a otros eslabones débiles a que incorporen de manera sistematizada principios de RSE en su actuar diario".

Sin embargo, desarrollar un sentido de responsabilidad social empresarial implica que las empresas tienen que avanzar por las diversas etapas de aprendizaje, antes de posicionarse como negocios responsables.

Desde luego la RSE requiere, además de un aprendizaje, "de un liderazgo valiente", como la adopción de medidas que no aporten claramente a los resultados financieros de la empresa y que incluso pueden ser onerosas a corto plazo, y de un proceso arraigado para la innovación organizacional.

"El camino hacia la responsabilidad social empresarial es aún largo, pero se presenta como una magnífica oportunidad para ser un motor de cambio y transformar la calidad de vida de millones de personas que hoy viven sin esperanza", defienden Iturbide y Reyes. La 'clave' es "redimensionar el papel de las empresas en la sociedad y su interacción con las políticas públicas".

"Ojalá algún día el eslogan 'las buenas prácticas de negocios hacen buenas compañías' deje de ser sólo eso, un eslogan, para convertirse en lo habitual", concluyen ambos.