MÉXICO DF, 22 Feb. (EUROPA PRESS) -
Al menos 22 presos han resultado heridos este miércoles en nuevos hechos de violencia registrados en la cárcel de Apodaca, en el estado de Nuevo León (norte), donde esta madrugada se declararon varios incendios que habrían sido provocados por un grupo de reos que se mantienen amotinados desde hace varios días.
La situación dentro del penal empeoró cuando las autoridades decidieron el traslado de tres presos de alta peligrosidad a la prisión de Puente Grande, en el estado de Jalisco (oeste). Decenas de reclusos comenzaron a protestar y para llamar la atención decidieron prender fuego a las instalaciones. Hasta el momento se desconoce los daños que causaron las llamas.
Uno de los presos trasladados a Puente Grandes es Marco Antonio de León Quiroga, conocido como 'el comandante Chabelo'; quien era considerado el jefe de una de las bandas criminales que operan en la cárcel de Apodaca. A este conocido delincuente le acompañan a Jalisco los reos José Francisco Gomiz Vega, 'El Extraño', Mario Andrés Acorta Ríos, conocido como 'el junior'.
Al menos 22 internos resultaron heridos, cuatro de ellos por armas de fuego. La mayoría han sido trasladados a un hospital cercano mediante un fuerte dispositivo de seguridad. Los encargados de la seguridad del recinto han reconocido que lanzaron varias granadas de humo para intentar controlar el motín.
La situación también se salió de control fuera de la cárcel, donde decenas de encapuchados provocaron varios incendios y lanzaron palos y piedras contra los guardas de seguridad, convirtiendo el lugar en el escenario de una batalla campal.
Esta mañana, los familiares de los presos se manifestaban frente a la cárcel de Apodaca para exigir a las autoridades que informen sobre la situación de los presos que han sobrevivido a los diferentes hechos violentos ocurridos en el ese penal en los últimos días.
Un total de 44 internos de la prisión de Apodaca, cercana a la localidad de Monterrey, murieron el pasado 19 de febrero en medio de una fuerte reyerta que permitió a una treintena de presos escapar. Según el Gobierno de Nuevo León, la mayoría de los fallecidos eran miembros del Cártel del Golfo y los fugados pertenecen a la organización criminal Los Zetas.
Tres alto mandos del penal y 26 guardas de seguridad ayudaron a los delincuentes a fugarse, han revelado las autoridades de Nuevo León, lo que ha puesto en evidencia la gran trama de corrupción que existe dentro de esa prisión.