Actualizado 15/03/2019 12:56

Las mujeres 'piangüeras' de Colombia, ejemplo de cómo reaccionar al cambio climático

Las mujeres 'piangüeras' de Colombia, impulso fundamental para el medio ambiente
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   BOGOTÁ, 15 Mar. (Notimérica) -

   Dice la Organización de Naciones Unidas (ONU) que desde tiempos ancestrales las mujeres han tenido una relación especial con la naturaleza y que son ellas quienes contribuyen enormemente al bienestar y el desarrollo sostenible de sus comunidades, así como al mantenimiento de los ecosistemas, la diversidad biológica y los recursos naturales del planeta.

   "Las mujeres en los países en desarrollo son generalmente las primeras en responder al manejo de la riqueza medioambiental que las rodea. Desde recoger agua para cocinar y limpiar, utilizar la tierra para la ganadería, buscar comida en los ríos y arrecifes, y recolectar leña, las mujeres en todo el planeta utilizan e interactúan con los recursos naturales y los ecosistemas diariamente", publicaba el organismo supranacional con motivo del Día de la Mujer el pasado 8 de marzo.

   Además, si bien la degradación medioambiental tiene graves consecuencias para todos los seres humanos, afecta en particular a los sectores más vulnerables de la sociedad, principalmente las mujeres, cuya salud es más frágil durante el embarazo y la maternidad. Sin embargo, el reconocimiento de lo que las mujeres aportan o pueden aportar a la supervivencia del planeta y al desarrollo sigue siendo limitado. "La desigualdad de género y la exclusión social siguen aumentando los efectos negativos de la gestión ambiental insostenible y destructiva sobre las mujeres y las niñas", dictaba el comunicado.

   Las persistentes normas sociales y culturales discriminatorias, tales como el acceso desigual a la tierra, al agua y otros recursos, así como su falta de voz en las decisiones referidas a la planificación y la gestión de la naturaleza, muchas veces hacen que se ignoren los tremendos aportes que pueden hacer. Pese a ello, la buena noticia es que, a pesar de los obstáculos, las mujeres están realizando grandes progresos y los Gobiernos recurren cada vez más a su experiencia y liderazgo cuando deben adoptar decisiones importantes relativas al medio ambiente.

   Un buen ejemplo de esto son las 'piangüeras' de Colombia, un grupo de mujeres que viven en los márgenes del río Naya, en Buenavista --al oeste del país-. Buenavista es el puerto marítimo más grande del país cafetero y un centro de actividad comercial naviera. "La piangüa se está acabando / no sé qué está pasando / será por castigo de Dios / o el mal manejo que le estamos dando", cantan las mujeres a modo de denuncia.

   'Piangüa' es el nombre local de un molusco que habita en las raíces de los manglares en la cuenca del río Naya, también conocida como berberecho del mangle. Tradicionalmente, como explica Naciones Unidas en su comunicado, las mujeres afrodescendientes cosechan esta especie y la venden en el mercado local a precios muy bajos como su principal fuente de ingresos. En la capital, Bogotá, y otras grandes ciudades, se consideran un manjar.

   Las mujeres 'piangüeras' notaron una reducción hasta del 50 por ciento de la cantidad de estos moluscos, después de que pescadores del área decidieran comenzar a recolectarlo también al ver que la cantidad de peces también había disminuido.

   "Se pensó que mejor era hacerle veda, como se hace al pescado. Para que haya más, se dan dos meses de veda. Entonces, cuando ya las mujeres vamos al 'piangüero', hay más cantidad", asegura Marciana Panameño, miembro de la Asociación de Mujeres Piangüeras del Río Naya, que se creó en 2007 para hacer frente a la degradación de los manglares.

   Las participantes recibieron capacitación en gestión sostenible de los recursos naturales por parte de la autoridad ambiental regional, así como la ayuda del Programa Pequeñas Donaciones para buscar otros medios de ingreso y no sobreexplotar el ecosistema.

   "Nuestro proyecto se trata de cuidar el manglar y las piangüas, hemos venido trabajando hace mucho rato haciendo descansos de vedas, sembrando mangle. Las mujeres 'piangüeras' estamos divididas por cinco comunidades que dependemos de la piangüa", explica Elfrida Celorio, otra miembro de la asociación.

   Las comunidades acordaron entonces el cierre de las cosechas de uno a dos meses, y se dividieron el manglar, para darle tiempo a la piangüa de restablecerse y evitar conflictos. Hasta el momento, esos meses suponían un problema para la comunidad, pues se quedaban sin fuente de ingresos, pero ahora las cosas han cambiado.

NUEVA PANADERÍA

   Con ayuda del Programa Pequeñas Donaciones, implementado por el PNUD, las mujeres 'piangüeras' han desarrollado actividades alternativas de producción sostenibles para mantener los ingresos durante los cierres de cosecha y fortalecer sus propias capacidades organizativas.

   "Mientras que la piangüa está en descanso tenemos otra unidad productiva, trabajamos con otras mujeres en una panadería. Luchando unidas hemos sacado la panadería adelante. Cada dos meses le hacemos el descanso a la piangüa y le hacemos los monitoreos, y acá en la panadería trabajamos por grupo", explica Eva Liseth Garcés.

   Además de tres panaderías locales, las mujeres también establecieron un huerto con el que aseguran que habrá alimentos para la comunidad durante todo el año. También crearon un depósito de peces con una instalación que utiliza energía solar para la refrigeración y un pequeño restaurante.

   Para la ONU, el grupo de 'piangüeras' es un ejemplo más de cómo las mujeres "son capaces de organizarse en armonía y dar mayor importancia a la gestión de los recursos naturales a largo plazo y a la explotación sostenible de los ecosistemas". Ellas mismas han sabido organizarse y son conscientes de su éxito: "Nosotras queremos a futuro seguir creciendo y ser una sociedad de mujeres que nos ayudemos para ser grandes", concluye Eva Liseth.