Actualizado 07/12/2014 15:14

La nariz de los anquilosaurios servía también para enfriar su temperatura

Anquilosaurio
WIKIPEDIA

MADRID, 8 Nov. (EUROPA PRESS) -

Un nuevo estudio muestra que los dinosaurios de coraza plateada, los 'Ankylosaurus', tenían la capacidad de modificar la temperatura del aire que respiraban de manera excepcional a través de sus largos y sinuosos orificios nasales como dispositivos de transferencia de calor.

El sudor, jadear, ponerse a la sombra o darse un baño refrescante son métodos utilizados por los animales a lo largo de la historia para enfriarse. El objetivo implícito en estas acciones es siempre proteger el cerebro del sobrecalentamiento.

Liderados por el paleontólogo Jason Bourke, un equipo de científicos de la Universidad de Ohio, en Estados Unidos, utilizó tomografías computarizadas (TC) para documentar la anatomía de los conductos nasales de dos especies diferentes de anquilosaurios. Posteriormente, el equipo modeló el flujo de aire mediante reconstrucciones en 3D de estos canales.

Bourke encontró que sus contorneados pasadizos habrían dado al aire inhalado más tiempo y más área de superficie para elevar la temperatura corporal alejando el calor de los vasos sanguíneos cercanos. Como resultado, la sangre se enfría y se desvía al cerebro para mantener su temperatura estable.

Los mamíferos y las aves modernas utilizan huesos en forma de pergamino llamados cornetes o turbinales para templar el aire inhalado, pero los anquilosaurios parecen haber logrado el mismo resultado con una construcción anatómica completamente diferente.

Lawrence Witmer, quien también participó en el estudio, subraya: "Mediante la simulación del flujo de aire a través de estas narices, encontramos que estas estrechas vías respiratorias eran intercambiadores eficaces de calor. Habrían permitido que estas bestias de múltiples toneladas protegieran sus cerebros del sobrecalentamiento".

Al igual que nuestras propias narices, las de los anquilosaurios probablemente tenían más de una función. Además de condicionar el aire que respiraban, esos enrevesados canales pueden haber añadido resonancia al tono bajo de los sonidos que emitía este animal, lo que le permitía ser escuchado a grandes distancias.