Publicado 16/11/2015 20:43

Una ola de feminismo toma las calles de Brasil

   RÍO DE JANEIRO, 16 Nov. (Notimérica) -

   Manifestaciones, protestas contra el racismo y la violencia de género, gritos a favor de la legalización del aborto o pidiendo la dimisión del presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, están tomando las calles de Brasil en los últimos días y tienen un denominador común: están liderados por mujeres.

El detonante ha sido la propuesta de Cunha de sacar adelante la propuesta de ley 5069, que dificulta las condiciones para abortar a las mujeres víctimas de violación, pone trabas a la prescripción de la píldora del día siguiente y agrava las penas de cárcel para profesionales sanitarios que ayuden a abortar.

   Cunha, de perfil autoritario y conservador --y además salpicado por un caso de corrupción-- es el objetivo predilecto en estas marchas, pero la fuerza del movimiento ha generado un abanico de reivindicaciones en el que cada manifestante encuentra una causa por la que salir a la calle.

   El pasado jueves en el centro de Río de Janeiro había jóvenes gritando contra Cunha, pero también contra el Partido de los Trabajadores (PT) por haber pactado con su partido, el PMDB, a cambio de tener cierta estabilidad en el Gobierno.

   También se criticó la homofobia y la transfobia que impera en el país, el fanatismo religioso de ciertos sectores evangélicos y hasta el ajuste fiscal; el feminismo está liderando la ola de indignación que muchos brasileños sienten al constatar que el país está viviendo un retroceso en direcciones conservadoras.

   "El feminismo se está reforzando, está dándose cuenta de su valor. Nunca habíamos puesto en común las dificultades a las que nos enfrentamos día a día, parece que estamos empezando a tomar conciencia de nuestro poder", explicaba a Notimérica Thiare Maia, activista de 34 años.

¿UN FUTURO ALCALDE MALTRATADOR?

   Coincidiendo con la línea ascendente de este movimiento en Río de Janeiro estalló la polémica recientemente al saberse que el número dos del Ayuntamiento y pre candidato a alcalde, Pedro Paulo, habría propinado palizas a su mujer hasta en dos ocasiones.

   Esos episodios, que él ha calificado en varias ocasiones de simples "discusiones de pareja" están siendo más duramente denunciados en estas las protestas callejeras que en la prensa tradicional o en el ámbito político.

   Tahyssa Menezes, profesora de secundaria de la red pública, lamentaba lo "naturalizada" que está la violencia contra la mujer en Brasil y observa indignada no solo las excusas de Paulo para no dimitir, sino el silencio de sus colegas y adversarios políticos: "¿Cómo vamos a tener un representante político sin valores? No entiendo cuándo dice que son cosas de la vida privada, son cosas indisociables".

   Al éxito de convocatoria de estas marchas hay que unirle el factor de las nuevas formas de puesta en escena. El pasado jueves, en las escalinatas de la Asamblea Legislativa del Estado de Río de Janeiro (Alerj) el núcleo de las mujeres que pedían la flexibilización del aborto estaba formado por madres que habían acudido a la cita con sus bebés colgando del brazo.

   El objetivo de estas mujeres, del colectivo 'Santas Madres', no era otro que desmontar el argumento "de los pobrecitos bebés", según comentaba Joice Scavone: "Estamos aquí con nuestros hijos para decir que ser madre es una decisión, que el cuerpo es nuestro. Y también para reclamar nuestra parte de visibilidad, para decir que podemos ir a la universidad con un bebé, que no pasa nada" decía.

LAS NEGRAS, DOBLEMENTE DISCRIMINADAS

   "Las ricas abortan. Las pobres mueren. Somos todas clandestinas", se podía leer en una de las pancartas. En Brasil, una mujer muere cada dos días víctima de un aborto. La mayoría no pueden permitirse abortar en clínicas clandestinas y acaban recurriendo a métodos muy peligrosos.

   La violencia de género es otra gran lacra; el Mapa de la Violencia publicado hace unos días alertaba de que mientras los malos tratos a las mujeres blancas han descendido levemente, el número de mujeres negras asesinadas por sus parejas ha crecido un 54% en la última década.

   Este tipo de datos explican por qué estos movimientos están siendo capitaneados también por mujeres negras y que asuntos como los insultos racistas a la actriz Taís Araújo en las redes sociales hayan tenido tanta notoriedad.

Río de Janeiro, Brasilia y São Paulo han concentrado hasta ahora la mayoría de protestas --la última este mismo domingo en la playa de Copacabana-- pero la "Primavera de las mujeres", como ya la definen algunos, podría ganar un nuevo impulso esta semana, ya que el 20 de noviembre Brasil celebra el Día de la Conciencia Negra, un jornada tradicionalmente reivindicativa.