Ezequiel Mora, padre de Alexander, el normalista identificado
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MÉXICO DF, 9 Dic. (Notimérica) -

   "Es un Gobierno sanguinario. La delincuencia es su mejor mina de oro. No están para servir al pueblo, están para matar a la ciudadanía", sobre todo, "a los estudiantes, a los luchadores sociales".

   Son las duras palabras de Ezequiel Mora, padre de Alexander Mora, uno de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, cuyos restos han sido identificados mediante pruebas de ADN practicadas en un laboratorio de Austria.

   En declaraciones a distintos medios, el padre del joven, que desapareció junto con otros 42 compañeros hace más de dos meses en el municipio de Iguala, en el estado de Guerrero, ha dicho que el Gobierno mexicano "está jugando con los sentimientos" de los padres de los normalistas de la Escuela Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.

   A falta de tener los restos de su hijo, en la casa del joven, situada en El Pericón, la familia Mora Venancio vela las fotos de Alexander, colocadas en un improvisado altar.

   "Hubiese querido que a mi hijo me lo dejaran muerto en el piso para ir por él, pero sólo me entregarán un hueso y una muela", dice Ezequiel, quien se siente enojado, desesperado.

   "Dentro de dos semanas me entregarán los restos. Es como si lo estuviera viendo, era un chamaco sensible, no andaba en la calle tomando, o agarrándose con otra gente. Era un joven humilde", dice de su hijo, del que recuerda que quiso irse del pueblo porque quería ser maestro. "Le gustaba enseñar a los niños", apostilla.

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   Saena, hermana de Alexander, se siente muy triste y recuerda que desde pequeñitos, su hermano y ella acostumbraban a platicar cada noche fuera de la casa. "Yo le contaba mis cosas, él las suyas a mí", comenta la joven, quien afirma que su hermano le dijo en una ocasión que no se quería ir del pueblo, aunque al final lo hizo.

   La última vez que salieron juntos fue el 15 de septiembre a un baile en Tecoanapa, "y a la mañana siguiente él se fue". Ya no volvería a verlo.

   Un amigo comenta que desde niños estaban juntos y "ahora duele saber que ya no volveré a verlo ni a convivir con el". "Es muy doloroso saber que un amigo ya no está con nosotros; el solo quería ser maestro, luchó dos veces hasta que por fin se quedó en esa escuela, pero la desgracia nos lo arrebató", lamenta.

   Pese a que no parece haber mucho lugar para la esperanza, los padres de los desaparecidos hace más de dos meses en el estado mexicano de Guerrero han asegurado que "continuarán" la búsqueda de los estudiantes pese a haberse confirmado este sábado la identidad de los restos mortales de uno de ellos.

   "Si piensan esos asesinos que al haber coincidido uno de nuestros muchachos con el ADN que vamos a llorar, no es así. Nuestra jornada de lucha continuará hasta encontrar con vida a los 42 que faltan", declaró el representante de los padres de los 43 desaparecidos, Felipe de la Cruz, poco después de confirmarse que los restos encontrados en un basurero de Cocula, en Guerrero, pertenecen a Alexander Mora Venancio.

   También ha asegurado que a partir de este momento los familiares de los 'normalistas' han decidido rechazar al Gobierno, liderado por el presidente, Enrique Peña Nieto. "Este crimen de Estado no puede quedar impune", ha subrayado.

   Un crimen cometido con la mayor crueldad. Y es que la identificación de una de las víctimas de la masacre ocurrida el 26 de septiembre en el municipio de Iguala, parece reforzar la tesis de que los 43 estudiantes de Ayotzinapa fueron masacrados y echados a un basurero donde fueron quemados, y posteriormente fueron arrojados a un río en bolsas de basura.

   Así lo declararon en su día dos de los detenidos por el crimen, quienes dijeron que algunos de los jóvenes que trasladaron al basurero de Cocula llegaron o sin vida, o inconscientes, y que los otros fueron interrogados por integrantes del grupo criminal Guerreros Unidos para determinar quiénes eran y las razones de su llegada a Iguala.

   Allí privaron de la vida a los supervivientes y posteriormente los arrojaron a la parte baja del basurero, donde quemaron los cuerpos, para lo cual hicieron guardias y relevos con el fin de asegurar que el fuego durara horas, arrojándole diesel, gasolina, llantas, leña, y plástico, elementos que han sido encontrados ahora en una de las bolsas plásticas arrojadas por los asesinos al río San Juan, junto con elementos óseos.

   El escalofriante relato del final que habrían tenido los 43 normalistas, delata la forma de actuar del grupo criminal Guerreros Unidos, que habría ejecutado a los normalistas tras serles entregados por policías municipales de Iguala y Cocula en el paraje conocido como Loma de Coyote, por orden del ex alcalde igualeño, José Luis Abarca, y su esposa, María de los Ángeles Pineda, ambos detenidos ya por estos hechos.