MADRID, 3 Jun. (Notimérica) -
Las uniones civiles para parejas homosexuales poco a poco van llegando a la región latinoamericana. Costa Rica ha sido la última en incorporarse al mapa y ahora las uniones de parejas del mismo sexo en el país han adquirido los mismos derechos de los enlaces heterosexuales.
El primer país Latinoamericano en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo fue Argentina en 2010, mientras que en 2013 el Congreso uruguayo aprobó una ley que otorgaba el mismo derecho.
En ese mismo año, gracias a que el Tribunal Supremo de Brasil (STF, por sus siglas en portugués) aceptó que el matrimonio homosexual era constitucional, el Consejo Nacional de Justicia de Brasil (STJ, por sus siglas en portugués), presidido por el juez Joaquim Barbosa, aprobó una resolución que obligaba a todas las notarías del país a permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo y a convertir en matrimonio las uniones que ya existían.
Mientras tanto, en Colombia, en junio de 2013 la Corte Constitucional determinó que dado que el Congreso no había legislado sobre el matrimonio igualitario, este se empezaría a aplicar automáticamente. Dichas uniones, otorgan a las parejas homosexuales los mismos deberes y derechos que a las homosexuales.
Al año siguiente, en 2014, el Gobierno del presidente de Ecuador, Rafael Correa, introdujo en la nueva Constitución el artículo 68, que permite las uniones de hecho entre dos personas, sin especificar su género, y les concede los mismos derechos y obligaciones que el matrimonio.
Por otro lado, a principios de este año, el Congreso chileno aprobó un emblemático proyecto de ley que reconocía la unión civil de parejas heterosexuales y homosexuales, una de las promesas de campaña de la actual mandataria, Michelle Bachelet, después de más de cuatro años de tramitación.
Aunque la región de América Latina y El Caribe ha incrementado los pasos en los últimos años hacia la legalización de las uniones homosexuales, el país tiene todavía grandes retos que afrontar y no sólo legislativos, ya que la región hasta mediados de los 90 penaba al colectivo LGTB con penas de prisión. Algunos de los países, especialmente en Centroamérica, todavía tienen altos índices de homofobia.