Publicado 27/10/2019 11:34

El Papa cierra el Sínodo clamando por una Iglesia que no se burle de los pobres y católicos que no se crean "superiores"

El Papa cierra el Sínodo clamando por una Iglesia que no se burle de los pobres
El Papa cierra el Sínodo clamando por una Iglesia que no se burle de los pobres - VM

ROMA, 27 Oct. (EUROPA PRESS) -

El Papa ha lamentado que las voces de los pobres sean "objeto de burlas" o "silenciadas" en la Iglesia al criticar la puesta en práctica de lo que ha definido como la "religión del yo" entre los católicos que olvida que "el verdadero culto a Dios pasa a través del amor al prójimo". Así se ha pronunciado el Pontífice durante la misa de conclusión del Sínodo de la Amazonia en la que los representantes de los pueblos indígenas que han participado en este encuentro han ocupado en los primeros bancos.

"La religión del yo sigue, hipócrita con sus ritos y "oraciones", olvidando que el verdadero culto a Dios pasa a través del amor al prójimo --ha denunciado el Pontífice--. Podemos mirarnos dentro y ver si también nosotros consideramos a alguien inferior, descartable, aunque sólo sea con palabras. Recemos para pedir la gracia de no considerarnos superiores, de creer que tenemos todo en orden, de no convertirnos en cínicos y burlones. Pidamos a Jesús que nos cure de hablar mal y lamentarnos de los demás, de despreciar a nadie: son cosas que no agradan a Dios".

La reunión eclesial se cerró con un documento en el que los obispos aprobaron la ordenación como sacerdotes de hombres con un diaconado permanente y casados en las zonas más remotas de la Amazonia, la petición de más ministerios laicos para las mujeres que reconozcan su liderazgo en la Iglesia y la definición del pecado ecológico. En su homilía ante la jerarquía episcopal que este sábado votó el documento final que servirá al Papa para escribir una nueva exhortación apostólica, ha dicho que "también los cristianos que rezan y van a Misa el domingo están sujetos a esta religión del yo". "Podemos mirarnos dentro y ver si también nosotros consideramos a alguien inferior, descartable, aunque sólo sea con palabras", ha instado.

"Cuántas veces, también en la Iglesia, las voces de los pobres no se escuchan, e incluso son objeto de burlas o son silenciadas por incómodas", ha lamentado el Papa.

EL ROSTRO DESFIGURADO DE LA AMAZONIA

De este modo, ha denunciado actitudes que consideran "inferiores y de poco valor" a los demás y desprecian "sus tradiciones", borran "su historia", ocupan "sus territorios" y usurpan "sus bienes". "¡Cuánta presunta superioridad que, también hoy se convierte en opresión y explotación! Los errores del pasado no han bastado para dejar de expoliar y causar heridas a nuestros hermanos y a nuestra hermana tierra: lo hemos visto en el rostro desfigurado de la Amazonia", ha dicho el Papa.

Francisco ha dejado claro que rezar es dejar que Dios mire a las personas "por dentro sin fingimientos, sin excusas, sin justificaciones" ya que, según ha advertido, "del diablo vienen la opacidad y la falsedad, de Dios la luz y la verdad". De este modo, ha incidido en que "la raíz de todo error espiritual, como enseñaban los monjes antiguos, es creerse justos". "Considerarse justos es dejar a Dios, el único justo, fuera de casa", ha afirmado.

"¡Cuántas veces vemos que se cumple esta dinámica en la vida y en la historia! Cuántas veces quien está delante, como el fariseo respecto al publicano, levanta muros para aumentar las distancias, haciendo que los demás estén más descartados aún", ha argumentado.

Del mismo modo, ha subrayado que estos días la Iglesia ha podido poner el foco en la Amazonia y en sus habitantes en "la precariedad de sus vidas, amenazadas por modelos de desarrollo depredadores". Y, sin embargo, aun en esta situación, muchos han testimoniado que es posible mirar la realidad de otro modo, acogiéndola con las manos abiertas como un don, habitando la creación no como un medio para explotar sino como una casa que se debe proteger, confiando en Dios.

Finalmente, ha agradecido a los padres sinodales el diálogo de estas semanas "con el corazón, con sinceridad y franqueza, exponiendo ante Dios y los hermanos las dificultades y las esperanzas".