Publicado 21/12/2015 13:11

El Papa a la Curia Romana: "La reforma de la Iglesia continuará con determinación"

   ROMA, 21 Dic. (EUROPA PRESS) -

   El Papa ha afirmado en su tradicional discurso a los superiores de la Curia Vaticano para felicitarles la Navidad que "la reforma continuará con determinación, lucidez y resolución porque la Iglesia siempre debe ser reformada".

   Además, Francisco ha lamentado que algunas de las 15 enfermedades que diagnosticó en su discurso del año pasado como el "Alzheimer espiritual", la "esquizofrenia intelectual" o el "terrorismo de los chismes", se hayan manifestado este año "causando no poco dolor a todo el cuerpo e hiriendo a muchas almas". "Tengo que afirmar que esto ha sido y lo será siempre objeto de sincera reflexión y diversos procedimientos", ha señalado al respecto.

   Sin embargo, ha evidenciado que ni las enfermedades que sufre la Curia romana, ni tan siquiera los escándalos "podrán esconder la eficiencia de los servicios con la que la Curia Romana con fatiga, responsabilidad, esfuerzo y dedicación ofrece al Papa y a toda la Iglesia". "Esto es un verdadero consuelo", ha admitido.

   En este sentido, ha señalado que sería una gran injusticia no dar gracias y animar a todas las personas "justas y honestas que trabajan con dedicación, devoción, fidelidad y profesionalidad, ofreciendo a la Iglesia y al sucesor de Pedro el conforto de su solidaridad y obediencia, así como sus generosas oraciones".

   Por ello el Papa ha presentado ante los cardenales que conforman la Curia Romana un "catálogo de las virtudes necesarias" que ha definido como "un subsidio práctico para poder vivir el tiempo de Gracia". Se trata de una lista de doce virtudes que parte del análisis del acrónimo de la palabra 'misericordia'.

   Lo primero que ha pedido a la Curia es "misionariedad" porque "es lo que vuelve, y muestra, a la Curia fértil y fecunda" y "pastoralidad" porque "es una virtud indispensable especialmente para cada sacerdote" y "la medida de la actividad curial y sacerdotal".

   También ha requerido "idoneidad y sagacidad" al subrayar que la primera "exige el esfuerzo personal de adquirir los requisitos" para "ejercer de la mejor manera las propias tareas y actividades, con el intelecto y la intuición". Y "va en contra de las recomendaciones y sobornos". Además, ha dicho que la sagacidad es "la prontitud de mente para afrontar las situaciones con sabiduría y creatividad".

   La tercera virtud que ha reclamado es "espiritualidad" que es "la columna vertebral de cualquier servicio en la Iglesia y en la vida cristiana" y "humanidad" que hace diferentes a las personas "de las máquinas y de los robots que no sienten ni se conmueven". "Cuando nos resulta difícil llorar seriamente o reír apasionadamente, entonces ha comenzado nuestro declive y nuestro proceso de transformación de 'hombres' a otra cosa", ha resaltado.

EVITAR ESCÁNDALOS

   Asimismo, ha pretendido de la Curia Romana "ejemplaridad" para "evitar escándalos que hieren las almas y amenazan la credibilidad del testimonio de la Iglesia y también "fidelidad" a la consagración. La quinta virtud del catálogo es la "racionalidad y la amabilidad". Para el Papa la primera "sirve para evitar los excesos emotivos" y la segunda para "evitar los excesos de la burocracia y de las programaciones y planificaciones". "Cada exceso -ha observado Francisco-- es índice de algún desequilibrio".

   El Papa también ha pedido "inocuidad" que nos hace "cautos en el juicio", capaces de abstenernos de "acciones impulsivas y apresuradas" y "determinación" que es actuar con "voluntad decidida, con visión clara y con obediencia a Dios".

   La séptima virtud requerida por el pontífice argentino es la "caridad y la verdad" que ha definido como "dos virtudes indisolubles de la existencia cristiana". "A tal grado que la caridad sin la verdad se convierte en ideología del 'buenismo' destructivo y la verdad sin caridad se convierte en 'judiciarismo' ciego, ha señalado. Además ha pretendido de la Curia Romana "honestidad y madurez".

"Quien es honesto actúa rectamente incluso cuando no hay vigilantes o superiores, el honesto no teme ser sorprendido, porque no engaña nunca a quien confía en él", ha señalado. Y ha añadido que no "padronea nunca sobre las personas o las cosas que le han sido confiadas". Mientras que la madurez es la "búsqueda para alcanzar la armonía entre nuestras capacidades físicas, psíquicas y espirituales".

RENUNCIAR A LO SUPERFLUO

   Francisco también ha reclamado "confiabilidad y sobriedad" para no traicionar nunca la confianza que se le ha dado". La sobriedad es la "capacidad de renunciar a lo superfluo y de resistir a la lógica consumista dominante".

   El Papa ha pedido "respeto y humildad". "El primero es dote de las personas que tratan siempre de demostrar respeto auténtico a los demás, al propio papel, a los superiores y a los subordinados, a las prácticas, a los documentos, al secreto y a la reserva", ha señalado mientras que ha dicho que la "humildad" es la virtud "de las personas llenas de Dios que entre más crecen en la importancia más crece en ellas la conciencia de ser nada y de no poder hacer nada sin la gracia de Dios".

   También ha solicitado "abundancia y atención". "Es inútil -ha explicado el Papa-- abrir todas las Puertas santas de todas las basílicas del mundo si la puerta de nuestro corazón está cerrada al amor, si nuestras manos están cerradas al donar, si nuestras casas están cerradas a la hospitalidad y si nuestras Iglesias están cerradas a la acogida. La atención es cuidar los detalles y ofrecer lo mejor de nosotros y no bajar nunca la guardia sobre nuestros vicios y faltas".

   Asimismo, ha pedido que la Curia Romana tenga tanto "impavidez" como "prontitud". "Es decir, no dejarse atemorizar frente a las dificultades" y actuar con audacia y determinación y sin tibieza", ha señalado. También ha señalado que la prontitud es "saber actuar con libertad y agilidad sin apegarse a las cosas materiales temporales", sin nunca "dejarse apesadumbrar acumulando cosas inútiles y encerrándose en los propios proyectos y sin dejarse dominar por la ambición".

   Finalmente, el Papa ha terminado su discurso pidiendo que sea "la misericordia" la que guíe los pasos, "la que inspire las reformas, la que ilumine las decisiones". "Que sea ella la que nos enseñe cuándo debemos seguir adelante y cuándo debemos dar un paso atrás", ha agregado finalmente, citando la oración que un sacerdote estadounidense dedicó al beato Óscar Arnulfo Romero.