Publicado 23/08/2019 13:30

Papa Francisco.- Los niños, protagonistas en las audiencias de los miércoles del Papa Francisco

Los niños, protagonistas en las audiencias de los miércoles del Papa Francisco
Los niños, protagonistas en las audiencias de los miércoles del Papa Francisco - Massimiliano Migliorato


ROMA, 23 Ago. (EUROPA PRESS) -

La presencia de niños en las audiencias generales impartidas por el Papa son una nota distintiva que cambia el tono y hasta el protocolo que suele regir las citas públicas en el Vaticano. El pasado miércoles, una pequeña vestida con camiseta rosa chicle, se desprendió de los brazos de su madre y se avalanzó entre los aplausos de la multitud congregada en el Aula Pablo Sexto del Vaticano, hasta el escenario donde Francisco pronunciaba su tradicional audiencia general.

Los Guardias de Seguridad fueron interrumpidos en su labor de llevar de vuelta a la niña con su madre por el Papa quien les hizo señas y dijo: "Déjenla tranquila, Dios habla por los niños", espetó cuando advirtió que la pequeña tenía una discapacidad.

"Esta pobre niña es víctima de una enfermedad y no sabe lo que está haciendo", dijo Francisco al final de la audiencia, que duró más de una hora. "Pregunto una cosa y todos deberían responder en su propio corazón. ¿Recé por ella cuando la vi? ¿Recé para que el Señor la sane y la proteja? ¿Recé por sus padres y su familia?", afirmó.

Y concluyó: "Cuando vemos a una persona que sufre, debemos rezar. Esta situación debería ayudarnos a hacer siempre esta pregunta. ¿Recé por esta persona que he visto y es obvio que sufre?".

No es la primera vez que los niños se convierten en los protagonistas de las audiencias del miércoles del Papa. El pasado noviembre, un niño argentino de siete años accedió al escenario del Aula Pablo VI para jugar durante algunos minutos.

Wenzel Eluney estaba sentado en las primeras filas de la sala, donde se sitúan los enfermos, y en un momento determinado escapó de su madre y subió a la zona donde estaba sentado el pontífice celebrando la audiencia y se puso a jugar alrededor de uno de los guardias suizos y a correr por ese espacio.

Luego se acercó al papa y este le pidió que le diese un beso. La madre se aproximó con la intención de llevarse al niño a su sitio, pero no pudo y explicó al pontífice que eran argentinos y que el niño tenía un grave autismo que le impedía hablar. Francisco le dijo que lo dejase jugar allí.

Después Jorge Bergoglio se giró hacia el prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo Georg Gaenswein, y le dijo sonriendo: "Es argentino...indisciplinado".

Durante varios minutos, el niño correteó libre por el escenario e incluso su hermana pequeña también subió para intentar, sin éxito, devolverle a su sitio.

Después el papa, durante los saludos a los fieles de lengua española, explicó que el niño no podía hablar, pero "sabe comunicarse y expresarse" y que era "libre" y bromeó: "indisciplinadamente libre".