Publicado 01/04/2016 21:49

El paro armado del 'Clan Úsuga' aterroriza a varias poblaciones colombianas

Paro Armado
COLPRENSA


BOGOTÁ, 1 Abr. (Notimérica) -

El pasado miércoles, el grupo criminal colombiano 'Clan Úsuga' proclamó un paro armado de 24 horas en Antioquia, Valle, la Costa Caribe y Norte de Santander, zonas en las que supuestamente tienen presencia.

En un principio, el paro era "pacífico", por lo que invitaban a las comunidades donde hicieran presencia que los acompañasen, "cesando todo tipo de actividades económicas, laborales y académicas".

Pero en al menos 35 municipios en Antioquia pertenecientes a siete subregiones del departamento se han registrado alteraciones del orden público, y ya son seis uniformados fallecidos en las últimas 48 horas.

Un paro armado es una acción armada generalizada que se aplica en una zona designada. Normalmente, es acompañada con prohibiciones a la población para que se desplace en medios de transporte y que afecta tanto a militares como a civiles.

Esta táctica ya ha sido utilizada en varias ocasiones en Colombia por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), además fue utilizada en Perú por el grupo Sendero Luminoso.

Esta es la segunda vez en la historia de las bancas criminales que el 'Clan Úsuga' --autodenominado como Autodefensas Gaitanistas de Colombia-- proclama un paro armado, irrumpiendo en la cotidianidad de las comunidades.

El primero se realizó en el año 2012, como respuesta a la muerte de Juan de Dios Úsuga, alias "Giovanni", lo que provocó el colpaso del comercio y del transporte en zonas de influencia de esta banda criminal en seis departamentos.

"Las Autodefensas Gaitanistas nos encontramos en el conflicto no por voluntad propia, sino en legítima defensa, ante un Estado incapaz de garantizar la vida y bienes de sus asociados. Somos una organización con dominio territorial, unidad de mando y operaciones militares continuadas a lo largo del tiempo", informó el comando de las Autodefensas Gaitanistas este miércoles.

Un paro armado que llega en respuesta a las acusaciones de estar detrás de la muerte de varios policías en las últimas semanas y de la advertencia del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, de perseguir a toda la estructura para acabar con el desorden establecido.

Por su parte, el vicepresidente colombiano, Germán Villegas, invitó a los antioqueños y a todos los colombianos a rechazar el paro armado. Según Vargas Lleras, con estas acciones ese grupo armado no va a lograr intimidar a los colombianos ni reconocimiento político.

Por otro lado, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo dio un parte de tranquilidad en Sucre, donde según él no se ha presentado ningún episodio de violencia. "No sé cuál será la intensión con este paro armado, pero si desean dialogar este no es el camino. Ellos son criminales y serán tratados como tal".

En Antioquia, los transportistas están decidiendo no circular, pero no ha habido cierres de comercios ni un pronunciamiento oficial de los transportistas.

En Zaragoza, varios hombres desconocidos hostigaron la estación de Policía, dejando dos policías heridos por un artefacto explosivo. En Urabá el transporte está cerrado, no hay taxis ni autobuses, y los comercios están cerrados. En Córdoba y Bolívar se recogieron panfletos del grupo criminal con amenazas de realizar bloqueos viales, según ha recogido el diario 'El Espectador'.

En la mañana de este viernes un bus alimentador del Metro fue incinerado en la Loma de Los Bernal, Medellín. Este hecho forma parte de una serie de intimidaciones, pintadas y tiroteos que ocurrieron entre la noche del jueves y la mañana de este viernes en el occidente de la ciudad y que tienen parado al comercio en Belén Rincón y cerrados algunas instituciones educativas.

En la actualidad, este tipo de organizaciones tienen alcance territorial y militar para generar el terror en las comunidades. A pesar de que no responden a una unidad de mando como en los tiempos de las Autodefensas Unidas de Colombia, son el primer tipo de estructuras que tienen en vilo a comunidades en Antioquia, Córdoba, Cesar y Bolívar.