Actualizado 12/05/2011 23:28

Perú.- Vargas Llosa defiende la literatura como un "refugio" para vivir con libertad ante los gobiernos autoritarios


GRANADA, 12 May. (EUROPA PRESS) -

El Nobel de Literatura Mario Vargas ha defendido este jueves la literatura como "un refugio" para vivir con libertad ante los gobiernos autoritarios y ha rememorado su "rebeldía visceral" en sus años de juventud, cuando sufrió los ocho años "tenebrosos" de dictadura en Perú. En su opinión, la novela cuenta aquella historia no documentada, la que inventamos pero que no pudimos vivir y por ello es "testimonio maravilloso" de las "carencias de la sociedad", de que el "mundo está mal hecho, de que es imperfecto".

En conversación con el poeta madrileño Benjamín Prado durante el acto central del Festival Internacional de Poesía de Granada, el escritor peruano ha explicado que esa presencia del autoritarismo en su vida, no sólo la del gobierno de su país sino también la de su padre, ha provocado que la violencia o la corrupción, que ha definido como "la transpiración del autoritarismo", sean "temas recurrentes" en su obra.

Vargas Llosa ha comparado, preguntado por Prado, los colonizadores imperialistas o de la Amazonía con los políticos "cómodamente sentados" en Europa ya que, a su juicio, son las circunstancias las que determinan "la crueldad o la maldad social" y "lo importante" es que "siempre haya freno", que se canalicen "esos demonios" que "todos llevamos dentro", ciertos "apetitos" que la civilización frena. En cuanto a América Latina ha dicho que hay, en su opinión, "progresos considerables" aunque las "verdades absolutas todavía se mantienen son un obstáculo para la democracia".

Sobre la poesía, el escritor peruano ha considerado que "en todo prosista hay un poeta" y que la "gran frustración" del novelista es "no haberlo sido". En su opinión, el género de la poesía es el "más excelso", y de hecho la experiencia literaria de cualquier escritor comienza por ella, como fue su caso.

Según ha explicado, sus primeras lecturas fueron poemas, concretamente de Pablo Neruda. Su madre, ha dicho, no le dejaba leer sus 'Veinte poemas de amor y una canción desesperada' y de ahí nació una "atracción irresistible". Al leer aquellos poemas "a escondidas" sintió que aquello "tenía que ver con el pecado", y por eso, su relación con la poesía nació, ha ironizado, "desde la prohibición y el pecado".

De haber sido poeta, Neruda sería uno de sus maestros, como también lo sería Luis de Góngora, un poeta "al que siempre vuelve" y que incluso le acompañó en su incursión política en los noventa, cuando fue candidato a la Presidencia de Perú. En esa época dedicaba quince o veinte minutos a su lectura para escapar momentáneamente de la política, que, ha dicho, puede ser "terriblemente violenta".

También el Nobel se ha referido, aprovechando su presencia en Granada, a la figura de Federico García Lorca, del que ha destacado especialmente su teatro, que consigue "con aparentemente lugares comunes" una "inmensa fuerza" y un mundo "profundamente personal y de gran complejidad". Sus poemas los conoció de niños, cuando su madre le recitaba algunos de memoria, como 'La casada infiel', que incluso le causaba "un poco de vergüenza".

Para Vargas Llosa, la "gran función de la literatura" es "hacernos vivir aquello que en la vida real no podemos vivir", una condición "un poco trágica" porque "tenemos una sola vida", aunque la imaginación "para vivir otras muchas", lo que resulta, para el autor de 'La ciudad y los perros', la magia de la palabra escrita.

También Benjamín Prado le ha preguntado por su relación con el periodismo, que Vargas Llosa considera que es "la materia prima de las novelas". De hecho, en su última novela 'El sueño del celta', muchos de los capítulos están escritos como reportajes, "ficticios", pero con la técnica de la experiencia periodística. No obstante, cree que en el periodismo el lenguaje se utiliza de manera funcional y en literatura no puede ser sólo "un medio" sino "un fin en sí mismo". El periodismo, ha mantenido, puede adoptar "lugares comunes", "clichés" de los que debe huir la literatura, aunque a él le sirve, ha afirmado, para mantenerse conectado con lo que está ocurriendo. "Es una manera de participar en el debate público, algo que debería formar parte de la vida de un escritor, aunque no es obligatorio".

Recordando la frase de Balzac con la que abría 'Conversación en la catedral' "La novela es la historia privada de las naciones", se ha reafirmado en que la novela cuenta aquella historia no documentada, la que inventamos pero que no pudimos vivir y por ello es "testimonio maravilloso" de las "carencias de la sociedad", de que el "mundo está mal hecho, de que es imperfecto". "Esa expresión de la experiencia humana quien la cuenta es la literatura no es la historia", ha considerado.

Con sus novelas, ha asegurado, le pasa una "cosa terrible" y es que se "encariña" de los "monstruos" que él mismo crea, de personajes que en la vida real le causarían repulsión, quizá, ha explicado, porque le cuesta mucho escribir sobre ellos, y hace "enormes esfuerzos" para que sean verosímiles.

Vargas Llosa trabaja actualmente en la redacción del ensayo 'La civilización del espectáculo', que expone su visión sobre el "sesgo de la cultura de nuestro tiempo". Su reflexión nace de la idea de la cultura como un "entretenimiento", como una "diversión" que ha perdido muchas de sus funciones; a veces es un "pasatiempo brillantísimo"que persigue distraer a la gente, aliviarla de las "servidumbres de la vida diaria". "Será mi próximo libro si sobrevivo a la experiencia del Nobel".