Actualizado 02/07/2009 23:11

PREVIA-Desafíos cumbre G8 en pueblo Italia azotado por terremoto

Por Stephen Brown

L'AQUILA, Italia (Reuters/EP) - Los líderes del G-8 discutirán la semana próxima el momento en que billones de dólares en ayuda a las economías globales puedan ser retirados de los sistemas -fuertemente golpeados por la recesión -, y verán también una propuesta para reducir el predominio del dólar.

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, trasladó la sede de la cumbre del G-8 a una localidad medieval derrumbada por un terremoto, una oscura metáfora para la tarea que los líderes enfrentan en la economía, y dice que será un encuentro de "sobriedad y solidaridad", con un enfoque en el mundo en desarrollo.

Dice que "90 por ciento de la economía mundial" está representada por los 40 países y organismos internacionales que participan y que espera que la cumbre exude confianza de que lo peor de la crisis ya pasó.

Pero diplomáticos advierten que que la reunión -entre el 8 y el 10 de julio- en medio de cumbres del G-20 en Londres y en Pittsburgh trate exclusivamente de la crisis financiera global no producirá "fuegos artificiales".

La cumbre partirá con conversaciones acerca de si la crisis está terminando, si los paquetes de estímulo han funcionado y si es el momento adecuado para discutir "estrategias de salida" - retirando los billones de dólares en paquetes de estímulo que han apoyado a la economía global, atrapada en una profunda recesión.

Se estudiará también el futuro manejo de la economía mundial, lo que Berlusconi llama "un G-8 de reglamentos".

"Pero no esperen que Berlusconi salga con un código de conducta para los negocios globales en L'Aquila, y no esperen tampoco que (la canciller alemana Angela) Merkel presente una carta para el crecimiento en Pittsburgh", advirtió un diplomático del G-8.

En el segundo día, cuando a los países del G-8 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Canadá y Rusia) se les unan potencias emergentes como China e India para conversaciones "G-14", China está a favor de un sensible debate sobre la moneda mundial.

Fuentes del G-8 dijeron a Reuters que China quería debatir una nueva moneda de reserva global, diciendo que la ubicuidad del dólar habría empeorado la crisis. Ese es un tema sensible para los mercados, ya que quizás un 70 por ciento de los 1,95 billones de dólares de las reservas oficiales de China están en dólares.

"Esta crisis financiera ha expuesto completamente algunas deficiencias en el sistema de monedas internacional", dijo el viceministro de Relaciones Exteriores chino, He Yafei, al tiempo que desestimaba los rumores de que China habría insistido en que el debate estuviera en la mesa en L'Aquila.

LIDERES EN BARRACAS

Los líderes de la cumbre se quedarán en barracas en el pueblo de montaña de L'Aquila, azotado por un terremoto en abril, en el que murieron 300 personas. A pesar de la nota de austeridad, los sobrevivientes del terremoto esperan que la cumbre lleve ayuda para la reconstrucción de sus casas desde los escombros.

"Nuestra economía en L'Aquila está en suspenso. Vivimos en tiendas de campaña, comemos en las tiendas y no tenemos dinero que gastar", dijo Maria Di Paola en el pueblo de Onna, barrido por el terremoto. "Esperamos que el G-8 traiga dinero", agregó.

En medio del debate acerca de si el G-8 es adecuado para enfrentar los desafíos globales o si es un club de naciones ricas cada vez más irrelevante, la canciller alemana Angela Merkel dijo que L'Aquila dejaría en claro que "el foro existente necesita ser ampliado".

A otros miembros, como Japón y Canadá, les gusta su formato compacto, mientras que la actual presidencia de Italia favorece un "formato flexible" para el G-8 con lazos más formales hacia las principales potencias emergentes.

El G-8 no puede imponer sanciones como la de Naciones Unidas, por lo que el debate sobre la violencia tras las elecciones en Irán y su programa nuclear estarán limitados a un mensaje que exige respeto por los derechos humanos.

CAMBIO CLIMATICO

Donde el progreso se ve más tangible es en un nuevo pacto global sobre cambio climático que sería firmado en Copenhague en diciembre, y sobre la pobreza y la seguridad alimentaria donde podrían hacerse nuevos compromisos.

El presidente estadounidense, Barack Obama, que asiste a su primera cumbre del G-8, encabezará un encuentro del Foro de Grandes Economías (MEF, por sus siglas en inglés) -que representa alrededor de un 75 por ciento de las emisiones mundiales- y llega armado con el progreso en el Congreso de su país en sus propias proyectos de emisiones de notas.

Esto mejora las posibilidades de un pacto que limite el calentamiento global a no más de 2 grados Celsius, con las posiciones de la UE ahora observando más de cerca y los renuentes países del mundo en desarrollo viendo atendidas sus demandas de que las naciones ricas dirijan el camino en el recorte drástico de sus propias emisiones para el 2020.

Merkel dijo que las medidas de Obama "marcaban un hito", al tiempo que un borrador de un documento preparado para la cumbre del G-8 sugería una meta de reducir las emisiones globales en un 50 por ciento para el 2050.

Con nueve países africanos que se unuirán al tercer y último día de la cumbre, incluyendo al actual presidente de la Unión Africana, Muammar Gaddafi, de Libia, el G-8 podría tener que dar explicaciones de por qué está atrasado en su propia promesa del 2005 de aumentar en más del doble la ayuda a Africa para el 2010.

El jefe de la ONU, Ban Ki-moon, instó al G-8 en una carta enviada previo a la cumbre a "cruzar el Rubicón" en la lucha contra la pobreza. Pero el anfitrión, Italia, tiene un pobre registro en promesas de ayuda y el activista Bob Geldof afirma que la presidencia del G-8 tiene un "problema de credibilidad".

Pero la cumbre podría producir financiamiento nuevo para programas de garantización de alimentos, con uno de los diplomáticos del G-8 diciendo que Obama podría prometer entre 3.000 y 4.000 millones de dólares durante los próximos tres años para ser imitado por otros países donantes.

Italia espera también que los manifestantes antiglobalización que protagonizaron incidentes violentos con la policía en la pasada cumbre del G-8 en Génova en el 2001, asediaron la cumbre del G-20 de Londres en abril, evitarán causar más disturbios en L'Aquila.

"Queremos que las personas más poderosas del mundo estén muy cerca de la gente que está sufriendo", dijo Guido Bertolaso, jefe de la agencia de Protección Civil de Italia, que está organizando tanto la cumbre como la reconstrucción de la ciudad.