Actualizado 31/03/2017 13:46

¿Quién es el "ejército de moscas", que controla más del 90 por ciento de El Salvador?

   SAN SALVADOR, 4 Dic. (Notimérica) -

   "El Salvador ha sido puesto de rodillas por un ejército de moscas", ha expresado un estudio del Banco Central de Reserva de El Salvador, que indica que la violencia de las pandillas en este país centroamericano tiene una repercusión económica de más de 4.000 millones de dólares al año, representando dicho gasto un 16 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).

   Este país centroamericano posee una tasa de homicidios de 103 asesinatos por cada 100.000 habitantes, que cuenta con una población de apenas 6,5 millones, de la que más de 60.000 salvadoreños forman parte de dos de las pandillas de El Salvador más importantes: Mara Salvatrucha --MS-13-- y Barrio 18.

   Estos grupos criminales se han apoderado ya de 247 de los 262 municipios del país, lo que supone casi un 94 por ciento del territorio nacional. Extorsionan a siete de cada diez comerciantes, desplazan a comunidades enteras de sus hogares y empujan a miles de salvadoreños a abandonar el país.

   A pesar de que el país tenga que invertir millones en combatir a estas pandillas, la Mara Salvatrucha y Barrio 18 no son cárteles internacionales sofisticados, ya que ni siquiera pertenecen a la misma liga financiera que los multimillonarios cárteles mexicanos con la que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos la equipara. Las pandillas salvadoreñas son mafias de pobres, son un "ejército de moscas".

   Aunque los ingresos anuales de la Mara Salvatrucha ronden los 31,2 millones de dólares, dividido a partes iguales entre sus 40.000 miembros, cada pandillero recibiría 15 dólares a la semana y alrededor de 64 dólares al mes, siendo este salario la mitad del sueldo mínimo de un jornalero del campo.

CÁRCEL O CEMENTERIO

   Por este motivo, se considera que la economía de las pandillas salvadoreñas es de subsistencia delictiva por lo que muchos de sus líderes apenas logran sobrevivir. Además de incursionar en el tráfico de drogas, en la venta de armas y en prostitución, principalmente se dedican a un delito que comenten una y otra vez: la extorsión.

   Las pandillas mantienen las riendas del poder debido a una exigencia aterradora que se repite día tras día en todo el país: paga o muere. Dentro de esta extorsión, el transporte es el más afectado, ya que en los últimos cinco años los pandilleros han asesinado a 692 empleados del transporte público.

   En contraposición a este 'paga o muere' que sufren los acosados, los pandilleros --en este caso acosadores-- en El Salvador, tienen un destino similar si quieren sobrevivir entre el resto de la Mara: el denominado 'cárcel o cementerio'.