Actualizado 19/10/2018 08:30

Quién fue El Niño Fidencio, el curandero más famoso de la historia de México

El Niño fidencio extrayendo las muelas de una enferma
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   CIUDAD DE MÉXICO, 19 Oct. (Notimérica) -

   El 13 de noviembre de 1898, en Irámuco, Estado mexicano de Guanajuato, nació José Fidencio Constantino Síntora a quién más tarde se le comenzaría a conocer como 'El Niño Fidencio'. Pasó su infancia aislado, cursando solo hasta el tercer grado de primaria. Allí conoció a Enrique López de la Fuente, sobrino del padre Segura, a quien ayudaba en los oficios religiosos. Se dice que fue con él con quien Fidencio aprendió a realizar las curaciones con hierbas.

   En 1921 Enrique regresó a trabajar en la mina de San Rafael, en Espinazo, en el Estado de Nuevo León, tras participar en la revolución mexicana. Allí tuvo dos hijas y recurrió a Fidencio para que cuidase de ellas. En Espinazo permaneció Fidencio hasta el final de sus días y fue allí donde se dice que comenzó a realizar curaciones.

   No solo utilizaba hierbas machacadas y hervidas con frutas de la región para preparar ungüentos y bálsamos para curar, también usaba trozos del cristal de las botellas de vidrio para realizar operaciones a modo de bisturí. Unas intervenciones que realizaba sin anestesia porque, según los creyentes, el vidrio no producía dolor y el proceso de cicatrización era más rápido que con las pomadas. Así llegó a conseguir que personas paralíticas caminasen después de montar con él en un columpio o que ciegos recuperasen la vista.

   Su fama se extendió rápidamente por todo el mundo, incluso el rey español Alfonso XIII quiso acudir a Espinazo para que El Niño Fidencio lo sanase, pero no pudo hacerlo realidad porque el triunfo de la República en España lo obligó a exiliar.

   Con 40 años, el 19 de octubre de 1938, El Niño Fidencio murió en brazos de su fiel amigo Enrique. Nadie sabe cuál fue el mal que acabó con su vida, sin embargo, algunos informes dicen que fue por una crisis hepática, pero su certificado de defunción establece que fue por una fiebre.

   Desde ese día, hace hoy 80 años, miles de peregrinos acuden a Espinazo para conmemorar su muerte y buscar un milagro. Unos llegan de rodillas, otros rodando y otros se bañan en el fango con un mismo objetivo: sanar sus males y enfermedades.

   Pero aquel 19 de octubre no solo nació el motivo que mantiene viva la economía de Espinazo, también surgieron las "cajitas o materias": personas elegidas, según ellos, por El Niño Fidencio y a quienes cede su espíritu y sus cualidades para continuar con su legado.