Actualizado 23/12/2009 00:43

R.Quetzal.- Los expedicionarios visitan la antigua mina Chiflón del Diablo a 50 metros bajo el nivel del mar


CONCEPCIÓN (CHILE), 22 Dic. (De la enviada especial de EUROPA PRESS, Ana Moreno) -

Los más de 270 jóvenes que forman la expedición de la Ruta Quetzal BBVA visitaron hoy martes la antigua mina de carbón conocida ahora como Chiflón del Diablo, unas instalaciones que datan del siglo XIX y que se adentraban 50 metros bajo el nivel del mar donde llegaron a trabajar más de 18.600 personas.

Los 'ruteros' partieron esta mañana desde la ciudad de Concepción hacia el pequeño municipio de Lota, a poco más de una hora de camino y que en mapuche significa "pequeño lugarejo" o "caserío insignificante". En esta localidad de casi 50.000 habitantes, hasta 1997 la principal fuente de trabajo y riqueza procedía del carbón que se extraía de la mina, gran parte del cual se exportaba a otros países.

Desde su cierre en 1997, el Chiflón del Diablo hace las veces de atracción turística en donde los guías son los propios ex mineros que ejercieron allí durante décadas. Uno de ellos, Roberto Rojas, cuenta que entró a trabajar en la mina a los 18 años, un trabajo del que destaca su dureza pero que también añora por la camaradería que existía entre los compañeros.

Ataviados con la indumentaria de los mineros (cascos y lámparas a batería), los expedicionarios de la Ruta Quetzal se adentraron en los antiguos pasadizos de esta excavación, descendiendo verticalmente en una 'jaula' un total de 40 metros y caminando agachados por las estrechas, oscuras y húmedas galerías en las que, a ambos lados, se agolpan todavía toneladas de carbón.

Uno de los últimos tramos de la visita constaba de una galería de apenas 15 metros de largo pero de sólo un metro de alto, por lo que los jóvenes pudieron comprobar durante unos minutos cómo tenían que trabajar los mineros del Chiflón del Diablo para extraer el carbón: agachados y sujetando a pulso un pico, una pala o una perforadora.

HISTORIA DE LA MINA

El Chiflón del Diablo, la única mina del mundo con ventilación natural y la única en la que se trabajaba bajo el nivel del mar, comenzó sus actividades en 1837. Años después fue comprada por el empresario Matías Cousiño, uno de los hombres más ricos del mundo en su época y el mismo que intentó encontrar el supuesto tesoro de la isla de Robinson Crusoe, situada a unos 600 kilómetros de Santiago. Tras su muerte, la mina siguió siendo propiedad de su familia, que finalmente la traspasó al Estado en la década de los setenta del siglo XX.

La mina, que resistió los terremotos que afectaron a Chile en 1939 y 1960, suponía una importante fuente de ingresos para el pequeño municipio de Lota y allí casi todas las familias estaban ligadas a este duro trabajo. Rojas describe cómo las madres y esposas de los mineros se quedaban siempre con la incertidumbre al verlos marchar cada día.

Incluso los más pequeños de la casa iban todos los días a trabajar a la mina para jornadas de hasta 12 horas. En el siglo XIX los niños a partir de 8 años comenzaban a aprender las labores de un minero, pero, según cuenta Rojas, en cuanto podían se escapaban para volver a salir a la superficie. Por eso, llegaron a amarrarlos con cuerda para así conseguir que se acostumbraran a la oscuridad y a las condiciones más duras.

A pesar de la dureza de este trabajo, Rojas recuerda por encima de todo el compañerismo y solidaridad entre los compañeros, pues dependían unos de otros para que no ocurriera cualquier accidente que les pudiera dejar atrapados, y dice que "dentro de la mina quedó algo" de todos ellos cuando la cerraron en 1997.

Según uno de los antiguos líderes sindicalistas de la mina, a partir de ese año el municipio de Lota registró uno de los índices más altos de paro de todo Chile, llegando al 16 por ciento. El cierre fue ordenado por el gobierno de Eduardo Frei y se debió a motivos económicos, ya que los costes de la explotación superaban el valor de mercado del carbón.

Aunque el gobierno de entonces prometió planes de reconversión productiva hacia el sector turismo y servicios, en el año 2006 Lota todavía mostraba las tasas de paro más altas y un alto nivel de pobreza. Según Rojas, la situación en la que se encuentran los antiguos mineros es muy difícil, pues algunos tienen que sacar adelante a familias muy numerosas de hasta 14 hijos. En su mayoría se movieron hacia el sector de la madera y otros se trasladaron a las minas de cobre del norte del país, donde pagan mucho mejor que con el carbón.