Actualizado 16/05/2015 17:59

El Salvador se prepara para la beatificación de monseñor Óscar Romero

Óscar Romero
REUTERS


SAN SALVADOR, 16 May. (Reuters/EP) -

El Salvador se prepara para la beatificación de monseñor Óscar Romero, un emblemático mártir de la guerra civil de la década de 1980, que se convertirá en una multitudinaria celebración a la que acudirán jefes de Estado y religiosos de todo el mundo.

La ceremonia de beatificación será el 23 de mayo y contará con la presencia de los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Panamá, Juan Carlos Varela. El día previo se realizarán conciertos y foros. Se espera que participen de las celebraciones más de 280.000 personas.

"Monseñor Romero nos abre las puertas al mundo, nos abre las puertas del mundo como el salvadoreño más universal", ha señalado este viernes a periodistas el secretario de Comunicaciones del Gobierno centroamericano, Eugenio Chicas.

Sin embargo, las celebraciones se realizarán en medio de fuertes medidas de seguridad, debido a que el país sufre una oleada de homicidios por las pugnas de pandillas entre sí y con las autoridades, que lo han colocado entre los países más violentos del mundo.

El director de la Policía Nacional, Mauricio Ramírez, ha detallado que unos 2.000 agentes y 1.700 soldados custodiarán el evento, los accesos a los hoteles y las diferentes peregrinaciones.

La beatificación de Romero, que ocurrirá en la popular Plaza las Américas, situada al oeste de la capital, estará presidida por el cardenal Angelo Amato.

Monseñor Romero, referente para muchos por sus discursos contra la pobreza y a favor de la justicia social, se convirtió en un icono de la Iglesia Católica tras ser asesinado por un francotirador mientras oficiaba misa en una capilla de un hospital para pacientes con cáncer la tarde del 24 de marzo de 1980.

Una comisión de la verdad de Naciones Unidas determinó que el crimen fue ordenado por Roberto D'Aubuisson, fundador de los escuadrones de la muerte y del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), pero los responsables de su muerte nunca fueron llevados a juicio.