Actualizado 17/06/2014 16:06

Salvan a un bebé del vientre de su madre tras ser disparada

Arma, pistola
GETTY


Cali (COLOMBIA), 17 JUN. (Colprensa/EP)

Con 32 semanas de embarazo, una mujer de 18 años de edad recibió tres disparos en el abdomen el pasado domingo en la noche en el oriente de la ciudad. Sorprendentemente, incluso para el médico que le atendió en el hospital, la niña que llevaba en su vientre no murió.

El médico realizó la cesárea sobre el cuerpo herido de la madre y en la madrugada de este lunes, la niña estaba en la sala para bebés prematuros con un tubo en su garganta: a su edad, los pulmones no están lo suficientemente maduros para realizar ese trabajo instintivo de respirar, de vivir.

Ahora tiene algo más de 24 horas de nacida y su abuela no sabe si llamarla Ingrid o María Camila. Su abuela no ha decidido el nombre esperando a que la madre, que está en la Unidad de Cuidados Intensiva bajo pronóstico reservado, sea quien lo haga.

Después de saber todo esto, es inevitable pensar que la niña debería llamarse Milagros.

Sin embargo, la abuela ha pensado que en caso de que la madre de la pequeña muera, la llamará María Camila. En primer lugar, porque si sucede así, el milagro no será completo. En segundo lugar, porque para ellos, sobrevivir a las balas no es propiamente un milagro, sino el pan de cada día.

BARRIO LOS LAGOS, ORIENTE DE CALI

La abuela de la pequeña se llama Marina*. En el Hospital Universitario del Valle, mientras espera que su nuera sea intervenida quirúrgicamente, cuenta todo con una evidente tristeza, pero también con el cálculo y la memoria de quien está acostumbrado a hablar de lo mismo.

Según dice Marina*, el pasado sábado, un joven de la pandilla 'los Leyton' que opera en una zona específica del barrio los Lagos, llegó hasta las cercanías de su casa en donde habían otros chicos jugando fútbol, y trató de disparar contra ellos con una pistola 9 mm.

El cargador del arma se le cayó al piso y no pudo accionarla, de modo que los otros jóvenes, que pertenecen a la pandilla los Warner, lo persiguieron sin alcanzarlo.

Al día siguiente, en la noche, dos jóvenes que ella identificó como de la misma pandilla llegaron hasta su casa, al parecer en busca de su sobrino de 16 años. "Dispararon contra todos", cuenta la mujer. Con armas automáticas 9 m.m., los dos jóvenes hirieron al menor de edad y a la mujer embarazada, de 18 años.

Tras huir, Marina* corrió tras ellos, y cuenta que vio a un grupo de policías afuera de su casa. "Los policías no hicieron nada. Y de hecho, yo ya les había denunciado a ellos lo que pasó el sábado. Y tampoco hicieron nada y los dejaron escapar, yo vi que los dejaron escapar...".

Horas más tarde, el director de urgencias del Hospital Universitario del Valle, Luis Fernando Pino, realizaba cesárea sobre el cuerpo sangrante de la mujer con 32 semanas de gestación y lograba sacar con vida a la bebé. La madre y el sobrino de Marina, por otro lado, fueron llevados a la Unidad de Cuidados Intensivos bajo un pronóstico reservado.

El coronel Hoover Penilla, comandante de la Policía de Cali, dijo a El País que era absurdo pensar que pudieron haber policías cómplices en el hecho y que, de acuerdo con las investigaciones, todo tuvo que ver con una riña anterior que habría tenido el menor de edad con personas de su barrio.

"Sabemos que la persona herida había llegado de Bogotá hacía menos de dos días y allá estuvo, al parecer, refugiándose de algún problema que tuvo. Eso es lo que nos permitirá esclarecer todo", afirmó el Coronel.

PANDILLAS

Los cálculos que hace la Personería de Cali indican que en la ciudad podrían contarse como mínimo unas 140 pandillas. La mayoría de ellas estarían operando en todos los barrios del oriente de Cali, contando con más de 2.500 jóvenes entre sus filas.

En la comuna 13, en donde se ubica el barrio en que la joven embarazada fue herida, se calcula que habría 23 pandillas, y la comuna tiene 21 barrios. Es decir, matemáticamente cada barrio tendría más de una pandilla.

Durante el 2013, solo en esa comuna fueron asesinadas 215 personas. Durante los primeros meses de este año, se han contado allí mismo 45 homicidios.

Al verlo en términos de cifras, el número es inferior respecto al mismo período del año pasado, cuando durante los primeros tres meses del año se contaban 62 homicidios.

Pero cuando se mira sin números, cuando se pone el foco en las historias, en las vidas y no en las matemáticas, entonces todo toma otro color.

El personero de Cali, Andrés Santamaría, afirma que aunque haya habido en 2014 una disminución de los homicidios gracias a los planes de choque de la Policía y la Alcaldía, la situación social en las zonas más pobres de Cali no ha cambiado demasiado.

Por tanto, el origen de la violencia en la ciudad sigue intacto. "Se atacan las armas. Se atacan al que porta armas. Pero todavía hay muchos jóvenes sin cobertura en educación y otros tantos que no pueden encontrar un empleo por muchas razones, entre ellas, que son estigmatizados", dice Santamaría.

Marina, la abuela de la menor, lo pone en palabras más elementales y a la vez más brutales: "Siempre ha sido así. Yo tengo 33 años y desde que las pandillas empezaron a llegar al barrio, siempre pasa lo mismo. No hay fin de semana que no maten gente".

De acuerdo con un líder comunal de esa zona, la pandilla 'los Leyton' se conoce hace al menos tres años. Son cerca de 20 adolescentes. "Cada tanto muere uno de ellos, pero lo reemplazan facilito. Porque la mayoría de pelados de por acá no tienen nada más que hacer y de hecho, sueñan con llegar a la pandilla", afirma la fuente.

* Nombre cambiado por seguridad.