Actualizado 21/06/2009 15:30

Trabajadores polacos, alentados por aumento de rescates

Por Gareth Jones y Gabriela Baczynska

GDANSK, Polonia (Reuters/EP) - Dos décadas después de haber ayudado a derrocar al comunismo en el este de Europa, los trabajadores del astillero Solidaridad en Polonia están listos para luchar por el derecho a compartir los subsidios que han rescatado a empresas en Occidente.

Con sus puestos de trabajo en riesgo en una prolongada disputa con Bruselas por la asistencia estatal, los trabajadores del sindicato que desempeñó un papel clave en la lucha por la democracia se sienten enfadados y defraudados por su propio Gobierno y la Unión Europea.

Con General Motors como el último gran beneficiario de fondos gubernamentales en el mundo desarrollado, los pedidos de la UE para que Polonia abandone la ayuda estatal que ha apuntalado una industria ineficiente caen sobre oídos sobre cada vez más enfadados.

"La Unión Europea dice que debe proteger el empleo de los europeos, así que ¿Por qué quiere que cerremos y que encarguemos barcos de Asia?", dijo Roman Galezewski, director de la sucursal Solidaridad del extenso astillero Gdansk.

"Aquí hay una verdadera voluntad de lucha ahora (...) los trabajadores del astillero lucharon contra los tanques en la década de 1970 a mano limpia. No se juega con gente como esta", añadió.

Los trabajadores ahora ascienden a 3.000, de los 12.000 que había en la década de 1980 durante el apogeo de Solidaridad, y representan una fracción de la mano de obra de la ciudad. Pero su fuerza simbólica es considerable.

Lech Walesa, el electricista del astillero que condujo a Solidaridad a la victoria en 1989 y que en 1990 se convirtió en el primer presidente de la Polonia post comunista, recientemente solicitó a la UE que salvara el astillero Gdansk, diciendo que era parte del patrimonio europeo.

"Nuestra gente está furiosa con Bruselas por subsidiar algunas industrias mientras a nosotros nos prohíbe la ayuda", dijo Galezewski.

Hace mucho que las disputas pisan los talones a los astilleros de Polonia. La ayuda estatal que dio lugar a las investigaciones de la UE fue resultado de prácticas laborales ineficientes en los astilleros, que no han obtenido ganancias en un solo barco desde que Polonia ingresó a la UE en el 2004.

La firma ISD Polska, una unidad del grupo ucraniano Donbass, compró la mayoría de las acciones del astillero Gdansk en el 2007, salvándolo de la bancarrota.

Pero ahora está a la espera de una resolución de la Comisión Europea sobre si los más de 700 millones de zlotys (222 millones de dólares) pagados al astillero en concepto de ayuda fueron ilegales y deben ser reembolsados.

Solidaridad dice que la ayuda solo ascendió a 30 millones de zlotys.

DISCRIMINACIÓN

La Comisión ha ordenado a los astilleros estatales de las ciudades cercanas de Gdynia y Szczecin a que liquiden miles de millones de euros de ayuda. Estos astilleros ahora están en proceso de ser vendidos a otro inversor: United International Trust.

Funcionarios polacos han sugerido que United International Trust representa a un comprador del Golfo, pero ni Trust ni ISD estuvieron disponibles para formular comentarios sobre sus planes con los astilleros polacos.

Políticamente, la oportunidad es extraña.

La otrora pujante economía polaca se desacelera rápidamente y los polacos también están muy al tanto de que los Gobiernos de Europa occidental han estado gastando miles de millones de euros del dinero de los contribuyentes para mantener a los bancos y automotrices mientras la Comisión quedó al margen.

Varsovia ha ofrecido pagos extraordinarios en cheques para los trabajadores de los astilleros que pierdan sus trabajos en la reestructuración de las firmas y también ofreció a algunos recapacitación.

Solidaridad, que se opone a cualquier pérdida de trabajo, dice que los empleadores deberían estar reincorporando a más personas para salvaguardar el futuro de la construcción de embarcaciones. Galezewski además restó importancia a los planes de retener operarios tratándose de una economía cada vez más orientada a los servicios.

"¿Qué sector es ahora capaz de emplear a más personas en medio de tal crisis? Sólo vamos a gastar dinero en generar más desempleados. Un soldado desempleado o un peluquero desempleado, es lo mismo", planteó Galezewski.

El enfado de los trabajadores ha forzado al primer ministro Donald Tusk, oriundo de Gdansk, a trasladar algunos festejos planeados para el 4 de junio en conmemoración del vigésimo aniversario de las primeras elecciones libres de Polonia desde Gdansk a Cracovia, en el lejano sur de Polonia.

PASADO RICO, FUTURO TECNOLOGICO

Con sus grúas y destacado monumento de tres cruces en memoria de los trabajadores muertos en los hechos de violencia anti comunistas, el astillero todavía es una perturbadora presencia física en la ciudad de 400.000 personas. Pero ya no domina la economía.

Lotos, la segunda mayor refinería de petróleo de Polonia, ahora es la mayor empleadora de la región de Pomerania que incluye a Gdansk. Entre los inversores extranjeros están IBM y Sharp.

La empatía del público hacia los trabajadores también se está agotando.

A pesar de la pasión de los miembros de Solidaridad, muchos en sienten que el futuro de Gdansk está en la informática, el turismo y en las industrias de servicios y ven a la construcción de embarcaciones como una reliquia de la era comunista no merecedora de futuros salvatajes.

"Si algo no es rentable, deber cerrarse", dijo Tomasz Musial, uno de los varios conductores de calesas que trabajan en la pintoresca ciudad antigua de Gdansk.

Afamada por sus joyas en ámbar y sus altas y angostas casas de mercaderes que recuerdan a Amsterdam, las calles de Gdansk están repletas de turistas en verano, muchos alemanes que se sienten atraídos por una ciudad que fue alemana durante parte de su historia.

Los funcionarios de la ciudad no quieren hablar sólo del pasado.

"La alta tecnología es nuestro futuro", dijo Antoni Pawlak, portavoz del alcalde de Gdansk, agregando que la alta tecnología es un motor para el desarrollo de la infraestructura y las conexiones aéreas de la región, dándole a Gdansk una impronta más internacional.

"Los trabajadores del astillero sienten que nos han dado la democracia y por ende merecen respeto (...) Pero en términos puramente económicos, bien podríamos cerrar los astilleros", dijo.

Pawlak observó que los constructores de embarcaciones de Europa occidental también han sucumbido ante la competencia internacional, especialmente del este asiático.

"Por supuesto que el destino del astillero de Gdanks influirá en el mercado laboral, pero pensamos que la mayoría de las personas hallará nuevos trabajos en otras empresas", dijo Tomasz Matjaszczuk de la Agencia de Desarrollo Económico Gdansk.

(1 dólar = 3,155 ztotly)