Actualizado 17/12/2013 20:57

Trastornos de abuso de sustancias y conducta antisocial tienen un fuerte componente genético

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STEVE SNODGRASS/FLICKR


NUEVA YORK, 4 Sep. (Reuters/EP) -

Los trastornos de abuso de sustancia y la conducta antisocial tienen sólidos componentes genéticos, según revela un estudio sobre niños adoptivos y gemelos.

"Existe una transmisión genética bastante robusta de la conducta antisocial y los trastornos de abuso de sustancias, aun cuando los niños no crecen con sus padres biológicos", dijo el doctor Brian M. Hicks, de University of Michigan, Ann Arbor.

"Es importante conocer los antecedentes de la familia biológica de los niños para poder evaluar sus riesgos y anticiparse a los problemas", destacó.

El equipo de Hicks estudió a un grupo de familias con integrantes adoptados y biológicamente relacionados para distinguir entre los mecanismos de transmisión genéticos y ambientales.

En el estudio participaron 902 familias con gemelos monocigóticos, 480 familias con gemelos dicigóticos, 208 familias con dos hijos biológicos no gemelos, 124 familias con un niño biológico y un niño adoptado y 285 familias con dos hijos adoptados.

Los efectos de la transmisión fueron moderados en los hijos biológicos, pero raros en los hijos adoptados. En las familias con hijos biológicos y adoptados, los efectos fueron significativos en los niños biológicos, pero no en los niños adoptados.

"Esto sugiere que la semejanza entre padres e hijos en los trastornos se puede atribuir casi por completo a la transmisión genética", escribe el equipo en JAMA Psychiatry.

También se observó una alta correlación en los gemelos monocigóticos, una correlación moderada a alta en los gemelos dicigóticos y los hermanos no gemelares, y una correlación baja, pero significativa, en los hermanos adoptivos, lo que significa que la similitud entre hermanos podría atribuirse a una combinación de los efectos genéticos y la influencia de los factores ambientales compartidos.

Cada trastorno tenía una heredabilidad moderada e influencias del entorno no compartido. Y excepto el abuso de alcohol, el ambiente compartido influía significativamente en todos los desórdenes.

"En la mayoría de los casos, el mecanismo de transmisión de padres a hijos no es sólo general, sino que también posee una naturaleza genética. En lugar del riesgo asociado con cada trastorno, lo que los padres transmiten a sus hijos (biológicos) es una vulnerabilidad general, no específica, de a múltiples trastornos", sostiene el equipo.

"En el futuro, lo importante sería poder identificar mecanismos más específicos de influencia del ambiente compartido y su interacción con el riesgo genético en la aparición de los trastornos".