Actualizado 06/07/2009 03:06

Un turbio río Jordán desaparece sobre tierra prometida

Por Douglas Hamilton

RIO JORDAN, Cisjordania (Reuters/EP) - Los fieles podrían pensarlo dos veces antes de bautizarse en el Río Jordán, tal como lo indica la tradición cristiana.

El arroyo que irrigó "el jardín del Señor", por donde Moisés condujo al pueblo judío hasta la tierra prometida, es un débil hilo de agua que pasa una zona militar cercada, mantenido con vida por un desagüe.

Visible desde el espacio, el serpenteante curso que ha trazado a lo largo del suelo del Gran Valle del Rift va desde el mar de Galilea hasta el Mar Muerto.

Al nivel del suelo, el Jordán se arrastra a lo largo del intenso calor del verano tras las vallas del Ejército israelí, que se extiende todo a lo largo de la frontera entre Cisjordania y Jordania.

"El estado del Jordán es en efecto una catástrofe", dice Gidon Bromberg, director de Amigos de la Tierra Oriente Medio. "Hay sectores en los que uno tiene que esforzarse para ver un río", añadió.

El Ejército israelí permitió a Reuters visitar el sitio bautismal sobre su orilla oeste, cerca de la ciudad antigua de Jericó. Se encuentra a unos pocos cientos de metros dentro de la zona fronteriza vallada, por un camino de tierra con carteles que advertían "Peligro Minas" a ambos lados.

Tal como el Papa Benedicto XVI vio en mayo cuando visitó el lugar donde los cristianos creen que Jesús fue bautizado, el Jordán se asemeja a una estancada zanja de irrigación de agua verde opaco.

Los trabajadores en la orilla oeste se sumergen hasta el pecho para cruzarlo, extendiendo los escalones de madera que conducen hasta el agua desde el centro de recepción bautismal para los autobuses llenos de cristianos que pueden llegar acá si lo solicitan.

Del lado jordano unos pocos fieles, de Italia a Rusia, sumergen sus dedos y se mojan sus cabezas. El arroyo desaparece al dar lentas curvas sobre espesos juncos.

SALVAR AL JORDAN

Un tercer verano de severa sequía, con el menor nivel de lluvias en 40 años, está profundizando la crisis hídrica de la región. Sin embargo, aunque se produjeran masivas precipitaciones no se podría revivir de inmediato el Jordán porque el 90 por ciento de su curso es desviado para uso humano.

Nada de esto es una novedad. Los reportes de los últimos dos o tres años hablan de un río "bajo en calidad y en cantidad", bajo en oxígeno, bajo en biodiversidad y elevado en sales.

Israel, Siria, el Líbano y Jordania extraen todos agua de la zona de captación que alimenta al Jordán y al mar de Galilea, de las nieves del monte Hermon a los arroyos al este de los Altos del Golán.

Los intentos de Siria por desviar los afluentes provocaron choques por los derechos sobre el agua que se convirtieron en una de las causas de la guerra de Oriente Medio en 1967.

Hoy, debajo de la represa de Alumot al sur del mar de Galilea en Israel y otro popular lugar de bautismo, el bajo Jordán recibe aguas residuales de una tubería mientras desemboca en Cisjordania.

"El bombeo de aguas residuales desde la ciudad israelí de Tiberiades hacia el Jordán ha convertido a todo el río sagrado en una alcantarilla", dijo el jefe de recursos hídricos de la Autoridad Palestina, Shaddad Attili.

El agua salina y los residuos agrícolas espesan el caudal del río.

"Casi no entra agua fresca, sólo un poco en invierno", dijo Bromberg.

PROMESA DE RECUPERACION

Un informe del Banco Mundial dice que los palestinos tienen poco poder para salvar al Jordán debido a su "completa dependencia" de los recursos hídricos, " controlados mayormente por Israel."

Los israelíes tienen aproximadamente cuatro veces más acceso a agua fresca per capita, según determinó el informe del 2009. La infraestructura hídrica palestina, en comparación, es muy básica. En la Autoridad de Naturaleza y Parques de Israel, el director de monitoreo de arroyos Hillel Glassman reconoce que las décadas de uso excesivo han creado un enorme "descubierto" en la cuenta de agua de Israel.

El bombeo excesivo ha reducido la masa de agua a un nivel inferior al de su flujo natural, explica Glassman, de modo que los arroyos en algunas reservas naturales del norte casi se han secado en los últimos 10 años.

"Recién estamos ingresando en la época de la desalinización para solucionar nuestros problemas de agua", dijo. Mientras tanto, el récord de precipitaciones bajas implica que "la naturaleza está pagando un precio demasiado alto en esta crisis".

Para evitar que los ecosistemas acuáticos se sequen, la unidad de Glassman está extrayendo "asignaciones de emergencia" de agua fresca de los recursos celosamente medidos de Israel, a fin de "darles a los arroyos un mínimo de supervivencia."

El Jordán, sin embargo, no se beneficia directamente con el esquema.

En su tratado de paz de 1994, Israel y Jordania prometieron rehabilitar el río pero "ambos han retrocedido", dice Bromberg.

La represa de Unidad entre Siria y Jordania, inaugurada en el 2006, podría haber propinado un golpe mortal al río al atrapar las aguas del Yarmuk, un gran afluente del Jordán.

"Es un problema multinacional", concordó Glitzman. "Pero realmente esperamos que al Jordán le lleguen días mejores", mientras Israel replanea todo su sistema hídrico nacional.

En dos o tres años las plantas de tratamiento reciclarán agua del valle del Jordán y, en tres a cuatro años, dos plantas costeras desalinizarán suficiente agua para satisfacer la demanda israelí, que ahora excede en un tercio lo provisto por las precipitaciones.

Pero con cada año que pasa, el rescate se vuelve más urgente. Para cuando ha fluido 300 kilómetros desde las montañas de Líbano hasta el Mar Muerto, los desvíos y la evaporación reducen el Jordán a un turbio arroyo.

El nivel del Mar Muerto, que ha sido alimentado durante milenios, está cayendo hasta un metro por año.