SAN JOSÉ, 2 Abr. (Notimérica) -
Conocida por sus innumerables bellezas naturales, Costa Rica ocupa el lugar 44 a nivel mundial del Índice de Competitividad en Viajes y Turismo (TTCI, por sus siglas en inglés), solo por detrás de España y México en la región iberoamericana.
Este índice, que fue desarrollado y publicado por primera vez en 2007 por parte del Foro Económico Mundial (FEM), mide los factores que hacen atractivo a un país para que las empresas inviertan en su sector turístico.
El turismo es la principal fuente de ingresos de la economía costarricense, con más de 2.600 millones de dólares, que se distribuyen entre el turismo tradicional, el ecoturismo, el turismo rural comunitario y el turismo de reuniones.
Más de 130.000 personas se dedican a este sector que, recientemente, ha encontrado una nueva oportunidad económica en el turismo subterráneo o arqueológico, que tiene su mayor exponente en el Museo de Topolandia.
Situado en San Isidro de El General (distrito de San Pedro), Topolandia nace como el sueño de Manuel Barrantes, que decidió construir un albergue bajo tierra donde pudiera pasar las horas junto a su familia y compartir su arte --esculpido en las paredes-- con el resto del mundo.
El museo se encuentra bajo la casa del propio Barrantes, que decidió convertir su casa en un museo y dar forma a la tierra para poder crear figuras y seres propios de la prehistoria y también de conocidas series de televisión o películas.
Con una profundidad de 16 metros bajo tierra, el complejo también cuenta con camas de piedra o salas de conferencias. Tal y como explica uno de los vecinos en una entrevista a 'CNN', "Topolandia a persona que no pase por aquí, no sabe lo que se está perdiendo".
Su creador, que ha pasado a ser llamado como 'el hombre topo', aprendió a esculpir la piedra durante los años que pasó como minero por diferentes zonas de Iberoamérica y de este modo, descubrió cuáles son las ventajas que, a su parecer, existen en la vida subterránea.
LA VIDA MODERNA
Barrantes señala en una entrevista a 'CNN' que la vida bajo el suelo puede tener muchas ventajas frente a las complejidades de la vida moderna. "Uno puede vivir bajo tierra sin contaminación, sin gérmenes; ahí vivo yo, tranquilo, no me preocupo del mundo de afuera, ni del materialismo".
El recorrido de Topolandia cuenta con cinco niveles que, según su creador, conforman un recorrido de más de 400 metros de túneles, así como de pozos de agua cristalina.
El complejo abre durante todos los días del año y la entrada tiene un precio de cerca de 4 dólares para los adultos y unos dos dólares para los niños.
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