Publicado 12/08/2015 19:04

Vuelo 123: 30 aniversario de la mayor tragedia aérea de la historia

   MADRID, 12 Ago. (Notimérica) -

   Se cumple el 30 aniversario de la mayor tragedia aérea en la aviación comercial, en la que el vuelo 123 de Japón Airlines, con destino Osaka, se estrelló en la ladera del monte Takagamagahara, causando la muerte de 520 personas, entre pasajeros y personal de cabina.

   Un cúmulo de negligencias, mala suerte y decisiones equivocadas hizo que la tragedia cobrara una magnitud que, quizás, tras una serie de investigaciones posteriores al accidente, se podría haber reducido o, incluso, evitado.

UN FALLO EN LA COLA DEL AVIÓN PROVOCÓ EL ACCIDENTE.

   El 12 de agosto de 1985, alrededor de las 18.00 (hora local) y tras llevar 12 minutos de vuelo, el mamparo de presión trasero falló, se perdió el estabilizador vertical y todo ello desencadenó en un estallido que supuso una despresurización y la pérdida de cuatro líneas hidráulicas de la nave.

   El avión se convirtió en una máquina imposible de dominar que, a pesar de los esfuerzos de los pilotos, acabaría por estrellarse tarde o temprano.

   Media hora duró la angustia en la que algunos de los pasajeros consiguieron escribir mensajes dirigidos a sus familiares para que, cuando se encontraran los restos del avión, se los hicieran llegar. Mensajes como el que envió Hiroji Kawaguchi, pasajero de 52 años: "A mis tres hijos: Cuidad de vuestra madre. El avión está cayendo en picado. No hay esperanza".

   El trágico final previsto llegó cuando, finalmente, el avión chocó contra una ladera del monte Takamagahara, en la zona centro de Japón, un lugar boscoso y de difícil acceso.

   Sólo cuatro de las 524 personas que viajaban en el avión, entre pasajeros y personal de cabina, sobrevivieron al fatal desenlace.

SE PUDIERON SALVAR MÁS VIDAS.

   Tras haber seguido el desarrollo del desastroso vuelo y el trágico desenlace, las autoridades estadounidenses enviaron un avión desde la cercana base de Yokota para localizar los restos del vehículo accidentado, cosa que hicieron 20 minutos después, y procedieron a informar a las autoridades japonesas, que enviaron un helicóptero a inspeccionar la zona.

   El helicóptero, tras sobrevolar el área del accidente, no advirtió signos de posibles supervivientes, lo cual no resultó extraño ya que era de noche y la visibilidad no era la mejor. Los equipos de rescate, por lo tanto, no tomaron tanta prisa, y no llegaron hasta la mañana siguiente, lo cual fue un error que costó vidas.

   Hiroko Yoshizaki, de 34 años, y su hija Mikiko, de 8 años, fueron dos de las supervivientes que los equipos de rescate encontraron con vida cuando llegaron. También hallaron con vida a Keiko Kawakami, de 12 años, y a Yumi Ochai, una de las azafatas. Fueron las únicas que aguantaron con vida toda esa noche, pero no las únicas que sobrevivieron al accidente.

   Los relatos de las supervivientes cuentan que muchas otras personas salieron con vida del choque, ya que oían sus gritos y lamentos. Gritos y lamentos que, conforme pasaba la noche, se iban apagando poco a poco conforme iban perdiendo la vida.

UNA NEGLIGENCIA FATAL.

   Las investigaciones que se llevaron a cabo para aclarar las causas del accidente revelaron que el avión accidentado tuvo un problema 7 años antes cuando, durante un aterrizaje, la cola del aeroplano tocó tierra accidentalmente en el aeropuerto de Osaka, causando daños en el mamparo de presión trasero.

   No se consiguió reparar totalmente dicha avería, y los mecánicos de Boeing estimaron que el arreglo realizado permitiría al avión alrededor de 10.000 despegues. Pasado ese número, el vehículo aéreo sería potencialmente peligroso.

   Cuando el avión se estrelló, llevaba un total de 12.000 despegues desde que se le 'diagnosticó' el problema. Gran cantidad de japoneses se reúnen todos los 12 de agosto para recodar a las víctimas de una tragedia que sacudió al mundo entero.