Actualizado 06/03/2014 12:21

El aniversario de la muerte de Chávez divide aún más a Venezuela

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Foto: GETTY

CARACAS, 6 Mar. (Reuters/EP) -

   La conmemoración del primer aniversario de la muerte de Hugo Chávez, ha dividido aún más si cabe a Venezuela. Así, mientras unos recuerdan con nostalgia al líder de la revolución Bolivariana, otros expresan su frustración por considerar que el comandante fue un líder autoritario que dilapidó los recursos del país.

   Venezuela recordó este miércoles un año de la muerte de Hugo Chávez, en una jornada de alto voltaje emocional con desfiles por un lado y protestas por el otro en una nación polarizada sobre el legado del líder socialista.

   Durante un discurso al pie del mausoleo de Chávez, y replicando su legendario estilo confrontacional, el presidente venezolano Nicolás Maduro rompió relaciones con Panamá, acusando al Gobierno de ese país de "conspirar" contra su administración socialista.

   "Decían las fuerzas agoreras de la derecha apátrida que Chávez había arado en el mar, que una vez que no estuviera la revolución no duraría", dijo Maduro en el último de los varios homenajes de la jornada. "Pero a un año de la partida de nuestro comandante aquí está la revolución bolivariana de pie. Aquí estamos, más unidos que nunca", agregó.

   Una salva de cañón recordó a las 16.25 hora local (2055 GMT) el momento exacto de la muerte de Chávez, que gobernó la nación de la OPEP por una década y media hasta ser derrotado por un cáncer el 5 de marzo del 2013.

   La jornada tiene un fuerte simbolismo en Venezuela, donde 18 personas murieron durante el último mes en una ola de protestas contra el Gobierno de Maduro.

LOS VENEZOLANOS, DIVIDIDOS

   La mitad de los venezolanos adora a Chávez por haber usado la renta petrolera del país para mejorar la calidad de vida de millones de pobres. El líder socialista ganó todas las elecciones en las que se presentó como candidato.

   "Es un dolor grandísimo", dijo Alicia Hernández, una profesora de 55 años presente en el Cuartel de la Montaña donde yacen los restos de Chávez. "Chávez fue un tremendo líder, insuperable".

   Pero fue un día de malos recuerdos para la otra mitad de Venezuela, que lo considera un líder autoritario que dilapidó los recursos del país, hostilizó al sector privado e intentó perpetuarse en el poder como su amigo el líder cubano Fidel Castro.

   Cientos de estudiantes opositores se reunieron la tarde del miércoles en Plaza Altamira, en el este de Caracas, epicentro de las protestas.

   "No estamos pidiendo la renuncia (de Maduro), porque es un presidente constitucional y lo sabemos", dijo Ángel Santana, un joven de 22 años con una gorra de béisbol con los colores de la bandera venezolana y una máscara de pintor alrededor del cuello. "Pero sí queremos que tome medidas sobre la crisis económica, la inseguridad, los alimentos, los hospitales sin insumos".

   Por la mañana tropas y tanques desfilaron en honor a Chávez, un ex paracaidista del ejército que saltó a la fama en 1992 tras encabezar un fallido golpe de Estado por el que estuvo preso.

   Aviones rusos Sukhoi Su-30 y chinos K-8 tiñeron el cielo de Caracas de humo amarillo, azul y rojo como la bandera venezolana.

GOLPE DE ESTADO

   Maduro acusa a la oposición de intentar sembrar el caos para justificar un golpe de Estado. Su decisión de romper con Panamá obedece a lo que describió como un plan del presidente Ricardo Martinelli para justificar una intervención extranjera en la nación petrolera.

   "No vamos a permitir que nadie se meta impunemente con nuestra patria, lacayo rastrero presidente de Panamá", dijo.

   Martinelli, cuyo cargo expira en tres meses, ha criticado la violencia durante la ola de protestas antigubernamentales en Venezuela y solicitó a la OEA una reunión de cancilleres para analizar la situación en el país petrolero.

"REDENTOR DEL SIGLO XXI"

   Las protestas no parecen amenazar al Gobierno de Maduro, pero han servido para mostrar el profundo descontento popular por la galopante inflación, la escasez de alimentos y la violencia fuera de control en la nación de 29 millones de habitantes.

   La economía se ha convertido en una preocupación transversal en Venezuela, irritando incluso a los chavistas. Muchos de ellos dicen francamente que Maduro, un ex sindicalista presentado en el desfile del miércoles como el "hijo de Chávez", no tiene el carisma de su antecesor.

   Chávez fue homenajeado también por algunos de sus vecinos de izquierda a los que ayudó con su petróleo en un intento por contrarrestar la influencia de Estados Unidos en la región.

   "Ha pasado a la historia como el redentor de los pobres de Venezuela, y el redentor de los pobres de América", dijo Maduro. "Cristo redentor del siglo XXI lo llaman los pueblos pobres del sur".

   El presidente cubano, Raúl Castro, depositó una flor blanca sobre el féretro del hombre que ayudó a su país con petróleo e inversiones.

   "El mejor homenaje a un año del fallecimiento es la unidad y nunca abandonar esa lucha antiimperialista", dijo el presidente boliviano Evo Morales, otro aliado.

SIGUEN LAS PROTESTAS

   Mientras, estudiantes chocaron el miércoles con la policía en torno a la Plaza Altamira, en un calco de jornadas anteriores que terminaron con las fuerzas de seguridad usando gases lacrimógenos y chorros de agua para dispersarlos.

   "Tenemos que mostrarle al mundo que en Venezuela no está todo bien como quiere pintar el gobierno", dijo Alexander Figueroa, un estudiante de arquitectura de 20 años, sosteniendo un cartel con las fotos de algunos manifestantes muertos.

   Maduro dijo el miércoles que las fuerzas de seguridad habían frustrado planes para "sabotear puentes, túneles y autopistas". Varias personas fueron arrestadas y fueron incautadas "armas de guerra", dijo sin dar más detalles. Grupos moderados de la oposición pidieron evitar choques el miércoles.

   Pero en San Cristóbal, una ciudad gobernada por la oposición en el occidente del país, los vecinos seguían en pie de guerra y mantenían calles bloqueadas con barricadas.

   Muñecos rojos con la cara de Maduro aparecieron colgados de algunos semáforos de la ciudad, como si estuvieran ahorcados.