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CARACAS, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
La representante de la Cámara de Periódicos de Venezuela, Yoselín Ramírez, desmintió este miércoles que la situación actual de crisis en el suministro de papel esté propiciando el cierre masivo de cabeceras.
Ramírez, que preside un órgano en el que se aglutinan hasta ochenta cabeceras, ha expresado que las afirmaciones de que se está cerrando un gran número de periódicos contienen un objetivo político, que sería desestabilizar al Gobierno.
La titular de la Cámara de Periódicos de Venezuela ha informado de que, hasta ahora, solamente tres cabeceras han tenido que cerrar, no 21, como se ha estado apuntado desde otros medios de comunicación.
Ramírez se reunió ayer con algunos miembros de la Comisión Permanente de Medios de Comunicación de la Asamblea Nacional para conocer la situación real a la que se enfrenta el sector, después de que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), el Colegio Nacional de Periodistas (CNP) y estudiantes universitarios se movilizaran ese mismo día para denunciar la escasez de papel.
Ramírez también criticó la falta de previsión de muchos diarios, que aún sabiendo que los trámites para poder acceder al papel son de casi cuatro meses, en sus almacenes no guardan la cantidad suficiente para poder ir sirviéndose de él hasta que lleguen las nuevas remesas.
La Asamblea Nacional, a través de su televisión oficial, también ha recordado que desde hace varios días 13.700 bobinas de papel de prensa reposan en el puerto de La Guaria, en el estado de Vargas, en el norte de Venezuela.
"No negamos que existan problemas de orden administrativo y operativo en cuanto al tema de la importación de papel", ha admitido el presidente de la comisión permanente, el diputado Julio Chávez, quien ha considerado que no es motivo suficiente para "exagerar" en cuanto al número de rotativos que han tenido que cerrar por la actual crisis papelera.
Chávez también ha denunciado que muchos periódicos del interior de Venezuela, en especial los más pequeños, están siendo explotados por los grandes exportadores de papel, que especulan con el precio del mismo y así "hacen una fortuna a costa de sus propios colegas".